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Hasta que la muerte nos separe
Con tal de librarme de ti
mandaré construir un enorme palacio;
tantas habitaciones
y sirvientes,
que la ciudad entera quepa en él.
Entonces
–reina en su laberinto–
vagarás hasta perderte.
Trascendencia
Quieres parecer culta
y tu cabeza coronar con laureles.
Pero la poesía se burla de tu farsa;
son tus diamantes,
y no tus pulidos versos,
los que arrebatan el aplauso.
La diosa
Todo era un juego de contrarios,
un tirar de la cuerda hasta doblarse,
una risa perpetua y nauseabunda,
un mirarse en los ojos de los otros.
Después vino el encierro.
¿Cómo tragarse una declaración de principios que ahora
navega en el barquito de papel al borde de la tina?
¿Cómo la duda se erige de pronto en la única verdad posible
de una vida confusa?
La mentira y el miedo sostienen los pies de su imagen.
La ira pasa a tercer término.
Se fue quedando sola en la inmensidad del mundo:
su palabra significó el destierro.
Inconveniente
Te apartas de mí
porque soy poeta
y soy pobre.
Si hubieras sabido
que además
soy puta,
más pronto te habrías alejado.
Coherencia
Predicas la humildad,
mientras Claudio –tu esposo–
alimenta los leones de tu soberbia
con la carne de sus esclavos.
La historia
Alimento de mezquinos dioses
que, desde su altar,
juegan con la esperanza de los hombres.
De retórica y poética
A Julio Ortega
No hay palabra que no esté en el diccionario.
Los vicios del poema dejan de serlo
si son verificados en su retórica.
Las inversiones del retruécano
se tornan, a punto de sutura,
lisas superficies del verbo.
Puedes levantar monumentos con la hipérbole,
monstruos con el oxímoron,
acicatear con la ironía,
evitar excesos y lugares comunes,
pero la poesía,
una vez que aparece,
no conoce de regla ni ley que detengan
la fuerza de su paso.
Latomías del Topo Chico y Apodaca
En Siracusa se plantó la semilla que,
cerca de tres mil años después,
germinó en campos de concentración:
dejaban morir a los reos.
Aquí no tenemos esclavos
pero las cárceles se han transformado en letrinas infectas.
Antes, dos niños por año,
hoy nacen ciento treinta criaturas en cautiverio.
Inventaron un túnel,
aseguraron una fuga de presos
que solo era una treta para eliminar al joven director.
En las cárceles del Topo Chico y Apodaca,
desde el lujo de sus celdas,
los capos controlan
drogas, mujeres y venganzas;
deciden cómo y cuándo
el resto de los reclusos
y todos nosotros
habremos de morir.
43 d. C.
Desde su trono, Herodes pide superar el duelo,
viste Gucci, posa con Herodías, su bella mujer,
y los hijos que ha engendrado cada uno por su cuenta.
La fotografía los muestra altivos y radiantes;
en joyas, vestuario y maquillaje
dispendian el erario público
mientras el pueblo,
entre los basurales,
busca el cadáver de sus hijos.
El acto de caer
Una caída siempre obliga a las cavilaciones.
Si el golpe deriva en fractura
se requiere reposo y mucha materia gris
para aquilatar los pasos por andar,
y, sobre todo,
reconstruir en la imaginación
lo que mente alguna hubiera deseado:
la forma en que nosotros mismos
nos metemos el pie
para caer,
como si solo así, en la caída,
tuviéramos la dicha de contemplar el cielo.
Maldición
Él hurtó mi sueño,
después me abandonó.
Tapó con cera sus oídos.
Clausuró puertas. Me echó.
Poder y gloria resbalan de sus manos.
Y al amor ha maltratado:
me humilló hasta volverme sombra
que a diario atraviesa las aguas del Leteo
sin apenas ser notada.
Minerva Margarita Villarreal
Nació en Montemorelos, Nuevo León, el cinco de abril de 1957. Estudió la Licenciatura en Sociología, el diplomado en Teatro y la Maestría en Letras Españolas en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Realizó estudios de Desarrollo Comunitario en Israel, donde la poesía se manifestó en su vida.
Su obra poética ha sido traducida al inglés, francés, italiano, polaco y macedonio. Fue una investigadora activa en sus 62 años de vida; su obra abarca sobre todo poesía, análisis e investigación de autores como Alfonso Reyes, Jose Emilio Pacheco y Sor Juana Inés de la Cruz en su estancia como profesora, directora e investigadora de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Colaboró en diversos medios locales y nacionales como Casa del Tiempo, Deslinde, El Ángel, El Norte, El Porvenir, Esquina baja, La Gaceta del FCE, La Jornada Semanal, La Palabra y El Hombre, Milenio, Periódico de Poesía, Plural, Revista Iberoamericana, Semanario Punto, Tierra Adentro y Sábado.
Fue ganadora de numerosos premios entre los que destaca el Premio Nacional de Poesía Nuevo Reino de León (1986); Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines (1994) por su libro El corazón más secreto; Premio de Poesía del Certamen Internacional de Literatura Letras del Bicentenario Sor Juana Inés de la Cruz (2010) del Gobierno del Estado de México, por el poemario Tálamo, etc.
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Escrito por Redacción