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La política social de la 4T
Especialistas caracterizan la política social de la 4T como una plataforma electoral, destacan la opacidad, característica en su operación, al no brindar información para que la sociedad conozca el impacto y utilidad de cada programa.
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En lo que va del gobierno de la autodenominada “Cuarta Transformación” (4T), que entrará muy pronto a su último tercio, la pobreza ha aumentado, no solo porque creció el número de pobres, sino también porque éstos son más pobres que antes; es decir, los efectos de la pobreza cada vez son más terribles. Son varias las causas del fenómeno, destacan entre ellas las crisis económica y sanitaria, la pandemia aún presente… pero no deja de figurar entre estas causas la errónea política social del presente gobierno, en la que se ha registrado la desaparición de programas sociales y la reducción presupuestal en general; de esto habla nuestro Reporte Especial.

Consultados sobre el tema, especialistas caracterizan la política social de la 4T como una plataforma electoral; señalan el uso de los programas sociales para promover el voto en favor de los candidatos del partido oficial; destacan la opacidad, que ha sido característica de su forma de operar, al no brindar información para que la sociedad conozca el impacto de cada programa y su utilidad.

Los especialistas niegan que la mayoría de la población haya sido beneficiada por los programas sociales y que las capas más pobres hayan tenido preferencia; por el contrario critican la desaparición de programas sociales creados en gobiernos anteriores o bien su reducción presupuestal al mínimo; además, condenan el uso electoral de los programas sociales, cuya operación más fácil es el reparto de dinero mediante tarjetas bancarias para cobrar becas, pensiones, etc.; todo esto como parte de la política social de la 4T que, en los hechos, se ha transformado en política electoral y en manos del Gobierno Federal no puede ser más que para garantizar el triunfo del partido en el poder.

Esta conversión de la política social en electoral trae aparejado, necesariamente, un cambio de objetivos; sus metas principales ya no pueden ser atenuar las carencias de los grupos más vulnerables, mitigar los terribles efectos de la desigualdad, atender los problemas sociales más apremiantes en los rubros de educación, salud, alimentación, empleo y seguridad. Las prioridades ahora son electorales: asegurar el mayor número de votos para el partido del gobierno; los apoyos y las becas son un eficaz mecanismo para conquistar a los votantes.

Esto es lo que han denunciado dirigentes de partidos de oposición ante las autoridades electorales del país y lo que han analizado especialistas en política social, estudiosos de la pobreza y la desigualdad en México, quienes coinciden en que se ha desvirtuado el objetivo original de los programas sociales; en que es falso que los beneficios de tales programas hayan sido para la inmensa mayoría de la población; que las capas más pobres no han sido atendidas preferentemente; y que es falsa la cobertura universal de los programas sociales de que presume el Presidente.

Cifras oficiales muestran que ni siquiera un tercio de los hogares mexicanos recibe alguno de los programas sociales; que la política social carece de transparencia; que el Gobierno Federal se ha negado a establecer mecanismos para informar a la sociedad acerca de la operación y los resultados de los programas; y que el funcionamiento de los mismos está en manos de un grupo del que muy poco se sabe: los Servidores de la Nación. 


Escrito por Redacción


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