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Ser campesino en México es muy difícil. A inicios del ciclo productivo, se prepara la tierra, se fertiliza y se siembra con el anhelo de obtener la mejor cosecha; dicho sea de paso, en México el precio de los fertilizantes aumentó en casi 60 por ciento. Además, los campesinos hacen aplicaciones sanitarias para que el producto esté limpio y sea competitivo en el mercado. Esperan las lluvias, pues el 74 por ciento de la superficie agrícola se siembra en condiciones de temporal.
El proceso desde la siembra a la cosecha es muy riesgoso, pueden acontecer muchas cosas: que la sequía se prolongue, que llueva poco, llueva demasiado, caiga granizo, que haya fuertes vientos, caigan heladas, etc. Lo peor es que, ante estos sucesos, los campesinos están desamparados, no existe un seguro en caso de perder sus cultivos. Esto sucedió con el reciente fenómeno meteorológico.
El huracán Grace, de categoría 3, pegó en territorio mexicano con fuertes lluvias y rachas de viento de hasta 250 kilómetros por hora, dejando a su paso muerte y grandes daños en pueblos y ciudades costeras. Dejó estragos en muchas áreas de la producción, incluida la agricultura.
En Yucatán, que fue el primer estado afectado por el huracán, se perdieron extensiones grandes de maíz y chile habanero. Por las fuertes lluvias, estos cultivos quedaron bajo el agua teniendo pérdidas de hasta el 100 por ciento, reportan medios locales. Los apicultores fueron otro sector severamente afectado: Yolanda Dzul, líder campesina de Valladolid, señala que se perdieron cajas completas de enjambres y denuncia que no hay apoyo por parte de las autoridades.
Sin duda, Veracruz es el estado más afectado, principalmente los productores de maíz, plátano y cítricos. En San Rafael, las plantas de plátano, que estaban ya próximas a la cosecha, quedaron en el piso por los fuertes vientos y en unos días quedarán podridas por el exceso de humedad. En los municipios de Tihuatlán, Álamo y Papantla, los cultivos de vainilla, café y cítricos fueron arrasados. A pesar de que Veracruz ocupa el segundo lugar nacional en este renglón y el tercero en valor de la producción agropecuaria y pesquera, con 31.8 millones de toneladas de alimentos y 89 mil 876 millones de pesos, respectivamente; que es el principal productor de naranjas, mandarinas y limones, y que tiene el hato más grande del país, con 4.3 millones de cabezas de ganado, los productores no han tenido acercamiento con los gobiernos para ofrecerles ayuda.
En Puebla, el huracán Grace arrasó con los campos, principalmente en la Sierra Norte, donde las cosechas de maíz y árboles frutales se han visto afectadas, generando pérdidas de hasta el 90 por ciento, así lo informó Sergio Sánchez, productor e integrante del Comité de la comunidad de Tlatempa, en Zacatlán de las Manzanas. En Puebla, Grace también afectó a la producción de café en el municipio serrano de Tlatlauquitepec y otros municipios de la región. En esta entidad, el gobierno local anunció que los productores que perdieron sus cultivos tendrán un apoyo de tres mil pesos por hectárea, muy poco, considerando que eso no cubre ni la inversión inicial.
Éstos son los principales estados afectados, pero también hubo pérdidas importantes en Hidalgo, Estado de México y Guanajuato, entre otros.
Eventos meteorológicos como Grace encuentran un campo mexicano vulnerable, abandonado también por el gobierno en turno, que recortó el 40 por ciento del presupuesto destinado a este sector y eliminó programas y apoyos para los pequeños y medianos productores. Otro aspecto importante es que las pérdidas de cosechas harán que seamos más dependientes del extranjero: en lo que va de 2021, la importación del maíz aumentó 63 por ciento, al igual que otros productos de la canasta básica. Estamos muy lejos de la soberanía alimentaria que prometió el presidente López Obrador.
Urge que sociedad y gobiernos volteen a ver a los productores agrícolas, que se les apoye y sostenga, pues son los que alimentan al país y, en momentos de crisis, son los más afectados.
Escrito por Carlos Alberto Morales Hernández
Colaborador