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Se dice que el adoctrinamiento educativo se da en regímenes fascistas, pero que puede darse perfectamente en una democracia. La llamada “nueva escuela mexicana” propuesta por la Secretaría de Educación Pública (SEP) del actual Gobierno Federal significa un intento de doctrina educativa.
El adoctrinamiento educativo consiste en la transmisión de ideologías que el estudiantado recibe pasivamente y que tiene como objetivo que éste haga suya la ideología sustentada por el régimen. En México está impartiéndose en el nivel local, con la modificación del contenido de las lecciones de historia nacional y, a escala global, con la adopción de los dictados de algunos organismos internacionales.
Entre éstos se hallan la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Estas instituciones, además de regir los planes económicos de países, definen también sus doctrinas educativas.
Los programas educativos de estos organismos tienen los siguientes objetivos: enseñar a controlar emociones, reducir contenidos educativos (los de historia y filosofía, por ejemplo), dar primacía a la enseñanza de las “competencias” y a las técnicas para resolver problemas empresariales. En pocas palabras, esta educación está orientada solo a crear empresarios.
Para imponer en México estos dogmas educativos propuestos por las organizaciones internacionales, la SEP ha recurrido a un eufemismo: que los nuevos planes de estudio de los niveles básico y medio superior deben procurar que las nuevas generaciones se adapten a la nueva realidad mexicana.
Una muestra clara de esto se halla en una de las páginas del libro México, grandeza y diversidad, en la que se alude al gobierno actual como “salvador de los males” que asechan al pueblo, expresión retórica con la que pretende hacerse pasar por verdad lo que es mentira.
Además, la titular de la SEP, Delfina Gómez, ha advertido que no se reprobará a los estudiantes porque se fomenta la competitividad, una figura del sistema económico neoliberal al que, supuestamente, se opone el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Sin embargo, con esta norma educativa, ni AMLO ni la SEP combatirán al neoliberalismo; pues un sistema económico no se abole por decreto, sino con la práctica de otras reglas económicas. Por ello, en el país sigue imperando la realidad neoliberal, como ocurre en gran parte del mundo.
La supresión de calificaciones de 10, siete o cinco a los alumnos de cualquier nivel educativo no los libera de un sistema competitivo como el que, de hecho, ya están preparando por las imposiciones de los organismos internacionales arriba mencionados.
El adoctrinamiento educativo actual, impuesto por las élites económicas, no es a la vieja usanza, sino un proyecto totalitario astuto, fascista o patriota. Es una doctrina elaborada con base en argumentos que parecen bienintencionados, pero que finalmente restringen la reflexión crítica de los estudiantes.
La SEP de AMLO se ha acoplado a los objetivos políticos que benefician ideológicamente a los empresarios, porque el nuevo programa de estudios resta importancia a las materias de humanidades en el nivel medio superior y contiene propaganda electorera.
La doctrina de la llamada “nueva escuela mexicana” tiene el objetivo de crear sujetos débiles y manipulables.
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Escrito por Betzy Bravo García
Investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales. Ganadora del Segundo Certamen Internacional de Ensayo Filosófico. Investiga la ontología marxista, la política educativa actual y el marxismo en el México contemporáneo.