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Noche de fuego
La cinta, nominada a los premios Óscar, es un ejemplo de buen cine que retrata de forma diáfana el terror cotidiano que sufren miles de mexicanos ante los atropellos del crimen organizado.
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Dice el lugar común: “La realidad supera a la ficción”. Y para desgracia de miles de millones de habitantes del planeta, la realidad resulta no solo infame, sino a veces insoportable. Cuando está bien realizado, el cine logra penetrar en el alma de los espectadores por su capacidad para reflejar la realidad de forma multifacética y honda y los fenómenos de forma objetiva, sin exageración, pero también sin concesiones. La cinta Noche de fuego (2021) de la realizadora México-salvadoreña Tatiana Huezo (galardonada como mejor directora en el Festival de Cine de Estocolmo y ovacionada en el Festival de Cannes, cuya cinta –que hoy comento– está nominada a los premios Oscar en la categoría de “mejor película extranjera”) es un ejemplo de buen cine que refleja con crudeza y realismo la situación que viven millones de mexicanos en la actualidad. La historia se centra en la vida de tres niñas que viven en una población rural de la sierra del estado de Guerrero. A las tres niñas les cortan el cabello para que parezcan niños y no sean secuestradas por los integrantes de grupos delincuenciales. La historia se centra en la relación de Ana (Ana Cristina Ordoñez) –una de las niñas– con Rita (Mayra Batalla), su madre, la cual busca a toda costa protegerla. El esposo de Rita vive en Estados Unidos y, como ocurre con millones de matrimonios que se ven compelidos a separarse, pues la migración es la única salida a la precariedad económica, la mujer pierde el contacto con él, ya que éste ni siquiera le contesta el teléfono.

Noche de fuego está narrada en tono documental (que hace recordar las cintas de la corriente neorrealista italiana); en su mayoría está interpretada por un elenco de actores no profesionales, lo que le imprime mayor veracidad a la historia. Como ocurre en muchos rincones del país, el crimen organizado es la “ley” en aquel remoto poblado serrano. La policía y el Ejército están coludidos con el grupo delincuencial.

La cinta nos lleva, con sus imágenes, a percibir con mucha nitidez la desgracia de quienes viven en zozobra permanente por los actos de barbarie que a diario tienen que soportar. Noche de fuego retrata de forma diáfana el terror cotidiano que sufren los cientos de miles de mexicanos ante los atropellos de un crimen organizado que, lejos de ser contenido por las fuerzas estatales del orden, goza de la connivencia y hasta la protección de esas mismas fuerzas.

Tatiana Huezo utiliza de forma sutil, pero elocuente, la comparación entre la vida de los seres vivos que no piensan (en este caso los insectos, que se desenvuelven básicamente por instinto) y la vida “racional” de los seres humanos, cuya existencia se vuelve “irracional” y con un grado mayor de crueldad que la de los animales, dados los factores sociales de un capitalismo feroz, una sociedad totalmente descompuesta e inhumana que afecta la vida de los parias. En ese sentido, Noche de fuego denuncia el orden social que prevalece en México; y la cotidianeidad en esta narración es el retrato del terror institucionalizado, es la angustia permanente de los desposeídos de la nación.

Se sabe que, en muchas regiones del país, el crimen organizado está realizando “levas”, es decir, reclutamiento forzado de adolescentes; y por supuesto, la impunidad con que opera en el régimen de la “Cuarta Transformación” (4T) permite que miles de mujeres adolescentes sean secuestradas y se conviertan en “carne de cañón” del crimen organizado. Dentro de algunos años, la etapa que está viviendo México con el lopezobradorismo será recordada como un periodo negro, lleno de mentiras y fracasos gigantescos que, si no pudieron haberse evitado del todo, al menos se debieron combatir. Pero el actual gobierno es incapaz de reconocer ese inmenso fracaso y los personeros de la 4T seguirán un buen rato hablando de un “cambio profundo en el régimen”. Y, sin embargo, películas como Noche de fuego son un fiel retrato de un México brutalmente descompuesto y lastimado por la violencia, la ineptitud gubernamental, el imparable crecimiento de la miseria, el desempleo y el crecimiento del terror y la zozobra de millones de mexicanos.


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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