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El retiro de las tropas estadounidenses de Afganistán no es un acontecimiento sorpresivo, inesperado para los medios de comunicación, los analistas y el público más o menos enterado del acontecer político; se trata de un acuerdo entre el gobierno estadounidense y los talibanes firmado hace tiempo, después de largas pláticas entre los dos adversarios, y es el reconocimiento del gobierno yanqui de que no era posible prolongar la ocupación de aquel país ni la guerra que inició hace 20 años, durante los que no fue capaz de sofocar la resistencia del Talibán, es decir, pacificar el país por la fuerza de las armas. La decisión de retirar sus tropas y entregar el gobierno a los talibanes tuvo que ser el contenido esencial de tal acuerdo, independientemente de todas las condiciones establecidas en el pacto.
A fines del gobierno de Donald Trump ya se conocía la intención de Estados Unidos (EE. UU.) de efectuar la salida que hoy le toca llevar a cabo a Joseph Biden. Pero el imperialismo norteamericano y sus aliados, los organismos internacionales de control político y militar como la OTAN, así como los medios de comunicación a su servicio en todo el mundo, especializados en distorsionar los hechos y ocultar sus causas, despliegan desde el inicio de la retirada yanqui una campaña para provocar la alarma, el temor entre el público, mostrándose “preocupados” por el futuro inmediato del pueblo afgano, por el respeto a sus derechos humanos y por la vuelta del terror con el que identifican a los talibanes, calamidades que supuestamente impidió hasta ahora la presencia de los soldados gringos.
Pero ningún país podría estar en peores condiciones que bajo la bota imperialista. Los proyanquis y demás reaccionarios del mundo son los únicos que pueden lamentar el retiro de la soldadesca invasora; afortunadamente, cada vez hay menos tontos que caen en las redes mentirosas de los medios corporativos. Ahora ha quedado muy claro que la salida de las tropas gringas de Afganistán es resultado de un acuerdo firmado por Biden y sus enemigos talibanes, es resultado de la incapacidad de EE. UU. para salir vencedor en aquel país a pesar de toda la saña y violencia militar usada contra éste.
De la retirada del ejército gringo y su significado nos habla el Reporte Especial de esta semana, en el que se expone el fracaso de EE. UU. que, con todo su poder militar, no pudo controlar la situación y someter a sus adversarios. Con este giro geopolítico, la potencia imperialista pierde el control de esa estratégica zona y también la posibilidad de mantenerse como líder global; otras fuerzas económicas, políticas y militares están presentes en aquella región del planeta.
La campaña para predisponer al mundo contra el extremismo islámico oculta la realidad de Afganistán: que el pueblo no se resistió a la entrada de los talibanes, como nunca los combatió durante 20 años de ocupación yanqui; y que las imágenes que dieron la vuelta al mundo, mostrando a civiles huyendo despavoridos, son parte de una estrategia de manipulación mediática para presentar una vez más a EE. UU. como la única alternativa de pacificación en el planeta.
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Escrito por Redacción