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El realizador eslovaco Juraj Herz filmó en 1991 una cinta muy bien lograda sobre la vida de uno de los más grandes compositores y músicos: Wolfgang Amadeus Mozart. La cinta es algo singular en la filmografía mundial, dado que para darle un contenido estético de alto realismo se filmó en las ciudades donde vivió el gran artista austriaco: Salzburgo, en Viena y, por añadidura, en la ciudad eslovaca de Praga. Y no solamente se escogieron los escenarios en donde Mozart vivió, compuso y ejecutó como músico, sino que en las interpretaciones sinfónicas, de cámara y en las óperas que él compuso se utilizaron instrumentos musicales propios de la época. La filmación se llevó a cabo en más de 70 locaciones distintas, con la participación de más de tres mil 500 extras y se utilizaron 750 trajes diseñados con la mayor semejanza a los trajes de aquella época. La conjunción de todos estos elementos le permitieron a Juraj Herz, obtener una cinta de mucho valor estético. Las actuaciones de los personajes fueron también uno de los factores esenciales para la obtención de un producto cinematográfico de gran calidad.
La historia biográfica que nos narra Herz, comienza cuando Mozart tiene escasos cinco años y ya es el niño prodigio que puede tocar clavicordio, clavecín y violín con gran maestría; capaz de componer piezas de cierta complejidad. Fue su padre, Leopold Mozart, quien instruye al futuro genio de la música (creía que ese don de su hijo era algo otorgado por Dios y que, por tanto, debía darse a conocer en las cortes de Europa). Leopold decide llevar a su pequeño hijo a la corte de Münich; ahí, a su corta edad, Mozart –en la narrativa de Herz–, recibe las primeras lecciones sobre el sentido de su origen de clase, pues después de tocar el clavecín ante la corte, las burlas aparecen inmediatamente cuando una de las hijas del príncipe gobernante se acerca al niño prodigio y éste le dice que se casará con ella cuando crezcan. Herz nos traslada entonces a la época en que Mozart estudia en Italia, donde recibe la influencia del compositor italiano Sammartini y conoce al Papa y al fraile Martini, quien le ayuda a ingresar a la prestigiosa Academia Filarmonia; también es en Italia donde compone su primera gran ópera Mitidrate ri di ponto, en 1770; regresa a Salzburgo y ahí compone los primeros cuartetos para cuerda, las sinfonías K.183, 199 y 200 (1773), el concierto para fagot K.191 (1774), las óperas La finta giardiniera e Il re pastore (1775), diversos conciertos para piano, la serie de conciertos para violín y las primeras sonatas para piano (1774-75). Viaja a Manheim, Alemania, y ahí, en un concierto para la realeza, recibe otro golpe sentimental. En el baile que sucede a la presentación conoce a una bella muchacha: Aloysia Weber, a quien le declara su amor, pero ésta le dice “eres un piccolo ingenuo”, pequeño ingenuo, en italiano. Después de estas palabras, la muchacha se va con el que es su amante, un aristócrata; Mozart recibirá durante toda su vida golpes por parte de la aristocracia. Mozart es de cualquier forma “un buen partido”, buscado por las damas de aquella corte. La familia Weber lo busca para pedirle que se vaya a vivir a su casa, ahí habita la que lo rechazó, Aloysia, pero también sus hermanas. Mozart termina enamorándose de otra de las Weber, de Constanza Weber, con quien se casará y tendrá dos hijos; con esta mujer vivirá en medio de deudas, penalidades por carecer de suficientes recursos, a pesar de ser él un músico excepcional. En la cinta hoy reseñada y criticada, Juraj Herz nos describe con cierta objetividad la vida de Mozart, la cual está llena de sinsabores; pero en medio de esas circunstancias, seguirá siendo un genial y prolijo compositor.
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Escrito por Cousteau
COLUMNISTA