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Desde su toma de posesión el 1º de diciembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) actúa como un juez implacable que inquiere, califica, acusa, amenaza: – “corruptos”, “conservadores hipócritas”, periodistas “fifí”, “si ustedes se pasan, ya saben lo que sucede (…)”, “yo tengo otros datos”, etc.– e inventa cifras y datos; son acciones que evidencian su desprecio a las leyes mexicanas y que incitan a sus secretarios de gobierno al desacato a las disposiciones de la Carta Magna.
Sin embargo, el domingo 21 de abril, cuando la violencia que azota al país alcanzó uno de sus mayores niveles, la realidad “fifí” en la que vive el primer mandatario se impuso de tajo y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) –organismo dependiente de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana (SSPyPC) que encabeza Alfonso Durazo– dio a conocer estadísticas de criminalidad a las que no pudo objetar con “cifras y datos” propios.
El primer trimestre de 2019 había pasado a los anales de la estadística nacional como el más violento desde 1997, al confirmarse el cómputo de ocho mil 493 personas muertas en condiciones violentas y dolosas, cifra que ubica a este periodo como uno de los más negros en la historia reciente de México.
Los datos oficiales consignan que en el primer trimestre de 2018 se registraron siete mil 750 homicidios dolosos, cifra entonces considerada sin precedentes; pero esta “marca nacional” nada prestigiosa ni alentadora habría de ser superada el Domingo de Pascua (21 de abril), cuando en el gobierno de la Cuarta Transformación (4T) creció la estadística de decesos.
En una conferencia mañanera efectuada al día siguiente en Veracruz, AMLO dijo que su gobierno está tratando de estabilizar la tendencia al alza de la violencia, que muy pronto ésta empezará a descender y que la solución a la aguda crisis de inseguridad pública que enfrenta el país podrá hacerse visible dentro de seis meses, una vez que se hayan puesto en marcha al 100 por ciento los apoyos sociales que su administración da a un amplio sector social de la población mexicana.
Actualmente –indicó– ya reciben algún tipo de apoyo económico cerca de 14 millones de personas; y al finalizar el año serán más de 20 millones. Estos programas sociales harán que la población pobre, en particular los jóvenes, no sean atraídos económicamente por el crimen organizado. Además de estos incentivos, que quitarán base social a la delincuencia, la honestidad incuestionable de su gobierno y la creación de la Guardia Nacional complementarán un plan de seguridad pública del que muy pronto podrán verse los resultados.
Tácticas evasivas
Desactivada su táctica defensiva mediante el uso de “otros datos”, que nunca da a conocer, AMLO cambió de maniobra: comenzó a evadir preguntas que pudieran cuestionar su forma de gobernar. El Jueves Santo, tres días antes de la revelación estadística de la SSPyPC, el mandatario había iniciado su propio periodo vacacional. Sin embargo, la realidad “conservadora” estaba preparándole una celada “fifí” para el fin de la semana santa.
El sábado de gloria, un día antes del reconocimiento público de las negativas condiciones de inseguridad nacional, se registró una espantosa masacre en el municipio veracruzano de Minatitlán, en la que fueron acribilladas 13 personas, incluido un niño de un año. Otro suceso violento tuvo lugar en Comalcalco, Tabasco.
Aunque ese fin de semana fue intensamente cuestionado en las “benditas redes sociales” –como las bautizó AMLO en 2018, por considerarlas un factor de su triunfo en las elecciones del año pasado–, el ahora Presidente de la República no apareció en público el sábado para evitar alguna mención sobre la masacre de Minatitlán; tampoco lo hizo el domingo para confirmar el superlativo grado de violencia que el país ha alcanzado en los primeros meses de su gobierno.
El domingo 21 de abril se limitó a escribir en su cuenta de Twitter un mensaje en el que parafraseó un pasaje bíblico que alude al fariseísmo hipócrita. Por la noche, AMLO divulgó un video en el que aparece sonriente y de pie en el balcón de un hotel de Veracruz y habla sobre la emotiva fiesta conmemorativa por los 500 años del Puerto de Veracruz y de su demanda de desagravio a la monarquía española actual por las atrocidades cometidas por los conquistadores.
Tras su participación el día anterior en el acto conmemorativo del 105 Aniversario de la defensa del Puerto ante la invasión estadounidense ocurrida en 1914, en su habitual conferencia mañanera, AMLO apenas se refirió al tema de la inseguridad pública y sesgadamente al caso Minatitlán, empujado siempre por las preguntas de los reporteros. No ofreció sus condolencias a los familiares de las víctimas de la masacre de Minatitlán, probablemente debido a que aquéllos se habían colocado ya en el terreno de sus “adversarios”, de los “conservadores” y de los “críticos fifí”.
Cuando se le preguntó por qué había guardado silencio con respecto al reporte sobre la violencia en el país y por la masacre en Minatitlán, AMLO dijo que quien estaba interesado en meterlo en ese tema era “la prensa fifí” y que por lo mismo estaba cuidándose de no caer en este juego. “Me andan cucando, siempre es eso”. “Yo soy dueño de mi silencio y no voy a ser rehén de nadie”.
Desde el 1º de diciembre, cuando rindió su protesta como Presidente, AMLO inició la construcción de una peculiar realidad que siempre está acorde con sus planteamientos políticos. Desde entonces, todo el que lo critica o cuestiona se ha confabulado, según él, con sus “adversarios conservadores fifís”, aunque ofrezcan datos o hechos que reproduzcan la realidad objetiva.
“Yo tengo otros datos”
En su mañanera del 12 de abril, el entrevistador Jorge Ramos cuestionó al Presidente al contrastar los “otros datos” con los que el mandatario generalmente inventa. AMLO negó la fiabilidad de los datos expuestos por el controvertido presentador de la televisión en español en Estados Unidos (EE. UU.).
En esa jornada, Ramos cuestionó al Presidente en torno al incremento de la violencia en el primer tramo de su gobierno, apuntalando su dicho con datos duros tomados del portal informativo del sistema de seguridad pública mexicano. “Durante sus primeros tres meses asesinaron a ocho mil 524 mexicanos. Si continúan las cifras igual, 2019 va a ser el año más sangriento y violento en la historia moderna de México”, le espetó el comunicador. AMLO rechazó estas cifras aduciendo que hacían referencia a hechos distintos. Sin embargo, la realidad se empeñó en desmentirlo; los ocho mil 524 muertos que Ramos mencionó resultaron muy cercanos a los ocho mil 493 reportados oficialmente el día 21 por el SESNSP de la 4T.
Los incondicionales de AMLO, deslizaron en redes sociales que había comenzado una escalada para desestabilizar a la administración morenista. Afirmaron, en suma, que se habían soltado las oscuras y malévolas fuerzas “fifís”, “conservadoras”, “prianistas”, etc., para defender a la corrupción, al moribundo régimen neoliberal que su jefe había declarado vencido el 17 de marzo.
La excusa del “complot” ha sido utilizada por AMLO desde que inició su campaña para llegar a la Presidencia de la República a principios de este siglo. Los complotistas siempre resultaron ser las oscuras fuerzas del mal, representadas por la “mafia del poder”, es decir, políticos y empresarios monopólicos asociados con el expresidente Carlos Salinas de Gortari. Ahora han desaparecido las menciones a la “mafia del poder” porque muchos de los acusados de pertenecer a esta cofradía hoy forman parte del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y de la 4T.
Uno de los ejemplos más notables de los exmafiosos del poder que hoy colaboran con AMLO es el acaudalado empresario regiomontano Alfonso Romo, Jefe de la Oficina de la Presidencia, declarado amigo de Carlos Salinas y beneficiario de un Club de Golf a precio de ganga –que adquirió gracias al Fobaproa– durante el gobierno de Ernesto Zedillo.
Otro es Manuel Bartlett Díaz, exsecretario de Gobernación de Salinas, responsable último del sistema informático electoral que se “cayó” en la elección presidencial de 1988, cuando Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano denunció fraude electoral en su contra. Bartlett es hoy director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de la 4T. También el regiomontano, Ricardo Salinas Pliego, cabeza del Grupo Salinas, quien recibió un millonario préstamo en dólares de Raúl Salinas, con el que completó para poder comprar Televisión Azteca casi al final del gobierno de Carlos Salinas.
Salinas Pliego forma parte del equipo asesor empresarial, en el que también figuran algunos otros integrantes de cúpulas empresariales que según AMLO alineaban en la “mafia del poder”. Salinas Pliego y su Banco Azteca resultaron beneficiados por adjudicación directa para administrar las Tarjetas para el Bienestar en las que se depositan los apoyos económicos de los programas sociales. A la fecha, se han entregado 14 millones de plásticos y en breve éstos superarán la cifra de 20 millones, según el propio mandatario.
A principios de este siglo, la figura del “complot” se popularizó tanto que se le utilizó cuando se trataba de ofrecer, con sentido burlón e irónico, cualquier acción concertada contra un sujeto autovictimizado que pretendía atraer el apoyo de otros.
En esta semana santa sangrienta se regó como pólvora las terrible noticia de la masacre del sábado en Minatitllán y el asesinato de dos mujeres y un menor en Comalcalco, Tabasco, el domingo. Ese mismo día, la SSPyPC de la 4T anunció que el país había alcanzado un nivel más alto en violencia en el primer trimestre, sumándose así al “complot” contra el mandatario.
La masacre de Minatitlán ocurrió la noche del viernes 19 de abril durante la fiesta de cumpleaños de la señora Fulvia Salinas, según el reporte inicial de las investigaciones realizadas por la Fiscalía General del Estado (FGE). En un indiscriminado reparto de balas por parte de un comando de cinco o seis sicarios, murieron 13 personas mayores y un niño. También hubo tres heridos que al cierre de esta edición aún luchaban por salvar sus vidas en un hospital. Según testigos, los sicarios llegaron preguntando por un transexual conocido como La Beky; acto seguido descargaron sus armas.
La tarde del domingo 21 de abril, sujetos desconocidos accionaron armas de fuego contra dos mujeres y dos niños mientras éstos viajaban en un vehículo Jeep blanco en la zona conocida como El Cobertizo, en el municipio tabasqueño de Comalcalco. La unidad tenía evidencias de al menos 30 disparos. El reporte policial informa que otro vehículo, de color oscuro, se emparejó al Jeep, abriendo fuego contra sus ocupantes. El vehículo siguió de filo hasta chocar con un microbús. Las dos mujeres, una de ellas de 15 años, murieron en el sitio. Los menores, de siete años y nueve meses, resultaron heridos.
Indignación social
El hecho provocó miles de críticas en redes sociales, sobre todo en Twitter. El hashtag #AmloRenuncia se convirtió durante horas en trending topic (TT), incluso mundial. Tuiteros habituales, académicos, artistas y periodistas cuestionaron al Presidente por no manifestarse públicamente sobre el impactante suceso.
AMLO tuiteó: “Callaron como momias cuando saqueaban y pisoteaban los derechos humanos y ahora gritan como pregoneros que es inconstitucional hacer justicia y desterrar la corrupción. No cabe duda de que la única doctrina de los conservadores es la hipocresía. Son como sepulcros blanqueados”. “¿De qué habla AMLO?” escribieron tuiteros. La intensidad de las críticas aumentó de tono en la red social.
Por la noche, AMLO divulgó un video “espontáneo” en el que aparece de pie en un balcón del Hotel Emporio, según refiere él mismo, cercano al malecón del Puerto de Veracruz. Se encontraba en el mismo escenario de la masacre del sábado. Nada dijo al respecto. En el video se escucha una voz por micrófono y bullicio. Se alcanza a observar el malecón, en donde se festejaban los 500 años del Puerto, punto inicial de la Conquista española.
AMLO había asegurado que no acudiría a ningún evento relacionado con la Conquista hasta que el gobierno de España y el Vaticano se disculparan por los agravios bárbaros cometidos contra los americanos originales, como les había exigido en una carta de carácter diplomático. Después de todo, él no estaba propiamente en aquella fiesta, sino tomando un video desde el balcón de su hotel.
El Presidente se hallaba en Veracruz para encabezar el domingo el evento conmemorativo del 105 Aniversario de la defensa del Puerto ante la invasión de las fuerzas navales de Estados Unidos en 1914. “Un mensaje espontáneo desde el Puerto de Veracruz, que lo ha visto todo desde hace más de 500 años”, dijo.
“¿Cómo conmemorar la Conquista, la invasión (…) o verlo como el encuentro de dos mundos. Es un asunto pendiente. En el caso de los veracruzanos, ya lo resolvieron con música (…) con alegría, que también es cultura, pero tenemos una explicación; todos les debemos una explicación a los pueblos originarios; porque hubo abusos, y a nadie se le niega el perdón; nada de prepotencias, el poder es humildad. Así somos los mexicanos, así son los jarochos. Yo tengo el orgullo de ser un poco jarocho, porque mi padre era veracruzano, mi madre, tabasqueña”, planteó el mandatario en su video divulgado en sus redes sociales.
Violencia y programas sociales
En esa misma conferencia se le preguntó cuándo empezaría a reducirse la violencia. Contestó: “Cuando ya todos los adultos mayores estén recibiendo su pensión, cuando las personas con discapacidad tengan su pensión; cuando todos los estudiantes tengan sus becas; cuando todos los jóvenes tengan trabajo; cuando se esté produciendo más, se estén creando empleos, cuando haya más Bienestar, va a bajar la inseguridad. Yo creo que en seis meses ya van a estar operando todos los programas; eso es lo más importante de todo.” “¿Seis meses a partir de esta fecha?”, cuestionó un reportero. “Sí. Pues de ocho millones de adultos mayores, siete millones ya están recibiendo su pensión al doble de lo que recibían y además los pensionados del ISSSTE, del Seguro, de la Marina, del Ejército, de Pemex no eran tomados en cuenta; los jóvenes estaban completamente abandonados, lo único que hicieron los del régimen neoliberal fue etiquetarlos como ninis, y no hacían nada por ellos; pero ahora los programas para su apoyo ya existen. En Veracruz, 100 mil jóvenes van a tener trabajo como aprendices, en seis meses van a estar ganando tres mil 600 pesos mensuales”, aseveró AMLO.
Sin embargo, para el especialista en seguridad Alejandro Hope los programas sociales no son suficientes; él sostiene que los crímenes violentos se repiten, e incluso se incrementan, porque las autoridades no mandan un mensaje claro a los delincuentes de que los actos de barbarie tienen consecuencias legales contundentes y reales.
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Escrito por Martín Morales