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El Festival de Cannes y el “blanqueamiento del nazismo” (II de II)
Los grandes eventos como el Festival de Cannes, los premios Grammy, el Festival de la canción Eurovisión, hoy se unen a los grandes corporativos digitales para “blanquear” a los verdaderos criminales de guerra.
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La participación de Volodímir Zelensky en la jornada inaugural del más importante festival de cine del mundo, no es resultado de la casualidad o de la falta de visión política de los promotores y organizadores de El Festival de Cannes: obedece a la bien calculada e instrumentada campaña ordenada por el gobierno gringo para desprestigiar a Rusia, para presentar a este país como una nación que se asemeja a la Alemania nazi-fascista de Segunda Guerra Mundial. Y a su presidente, Vladímir Putin, como un genocida igual o peor que Adolfo Hitler. Se trata de invertir la realidad en la mente de cientos o miles de millones de seres humanos; los medios masivos de comunicación, sobre todo los gigantes digitales que surgieron en Silicon Valley (Google, Facebook, Twitter, YouTube, etc.), son los instrumentos que sirven a Occidente –principalmente a EE. UU.– para “construir narrativas” con mentiras y centrándose en la manipulación de los sentimientos de los millones de usuarios de las redes sociales y espectadores del cine, la televisión y consumidores de revistas, periódicos, etc. No se apela al conocimiento objetivo, al conocimiento de la realidad de forma objetiva y demostrable científicamente; se trata de generar, con ese discurso, reacciones de angustia, odio e indignación hacia lo que el imperialismo occidental considera sus enemigos y competidores más peligrosos, aquellos que están promoviendo la existencia de un mundo multipolar que permita a las naciones del orbe no estar sometidas a la influencia y control económico, político, ideológico y militar de la superpotencia que pretende prologar la existencia de un mundo unipolar.

Por esta razón, los grandes eventos como el Festival de Cannes, la entrega de premios Grammy, el Festival de la canción llamado Eurovisión sirven no solo para generar odio y rechazo hacia quienes se atreven a enfrentar el orden unipolar, sino que, ahora de forma francamente desaseada, se unen a los grandes corporativos digitales para “blanquear” a los verdaderos criminales de guerra; y llegan al extremo de presentar a los promotores del nazi-fascismo como “luchadores por la libertad”, como héroes al servicio de la justicia, la democracia, y la inviolabilidad de la soberanía de su país. Pero esto no solo ha ocurrido en Ucrania; recordemos que Saddam Hussein fue presentado como un peligro para la humanidad, en su momento, por fabricar y almacenar “armas de destrucción masiva”, armas químicas, sobre todo. Después de la invasión a Irak, nunca se pudo demostrar la existencia de esas armas; sin embargo, Hussein fue primero defenestrado del poder, luego juzgado y finalmente ahorcado. A Muammar El Gadafi, presidente de Libia, después de que lo mostraron como un supuesto dictador, los mercenarios pagados por EE. UU. y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) –quienes se dedicaron a bombardear Libia durante meses– lo lincharon brutalmente.

Pero, ¿siendo judío Zelensky puede ser nazi o ser seguidor del nazismo? La única explicación para entender por qué los ultranacionalistas ucranianos han puesto en el poder a un judío es porque esto les permite “blanquear” su fascismo, su ideología nazi; Zelensky, quien conoce la historia de los judíos y su suerte en la Segunda Guerra Mundial, ha aceptado su papel de marioneta al servicio de los fascistas simplemente por corrupción; antes de la agudización del conflicto en Ucrania, los medios de comunicación occidentales señalaban que los políticos dirigentes de aquel país son de los más corruptos de Europa (algunos medios calculan la fortuna personal de Zelensky en 800 millones de euros).

Zelensky es la fachada del imperialismo para ocultar al carácter nazi del gobierno ucraniano. Y al utilizar el nombre Charles Chaplin –que además de genio del cine era un auténtico antifascista y crítico profundo de la sociedad capitalista–, Zelensky sigue las instrucciones de sus patrones yanquis en la orquestación de una farsa “blanqueadora” proveniente del fascismo norteamericano. No hay que olvidar que la de Ucrania es una guerra entre EE. UU. y la OTAN contra Rusia. Los gringos, como declaró Putin “están dispuestos a luchar hasta el último ucraniano”. 


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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