La problemática educativa del país ocupa de nuevo la atención de buzos de la Noticia con motivo de los resultados obtenidos en la evaluación internacional que periódicamente realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en alumnos de nivel básico en 81 países. Los alumnos mexicanos que participaron en el estudio mencionado pertenecen, en su mayoría, a escuelas públicas (86 por ciento) y el resto a escuelas privadas.
México ha participado en los exámenes PISA de la OCDE desde que en el año 2000 comenzaron a aplicarse.
En 2021, esta prueba mereció la aceptación y hasta la simpatía del Presidente de la República; no obstante, al conocerse los resultados correspondientes al trienio 2019-2022 y que los alumnos mexicanos figuraron entre los últimos lugares de la calificación (sitio 35 de los 38 miembros de la OCDE), la opinión de López Obrador dio un giro de 180 grados. Nuestro Reporte Especial de esta semana habla de la descalificación oficial que ha recibido la OCDE y su programa de evaluación internacional PISA por parte del gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T), que ahora lo cataloga como un examen “neoliberal”.
Para algunos expertos no es un hecho sorprendente que los resultados fueran tan desfavorables para los alumnos mexicanos, porque éstos nunca han alcanzado niveles altos en el programa y México siempre ha estado abajo del promedio de la OCDE. La calificación reprobatoria no es solamente aplicable a los estudiantes; indirectamente califica también al sistema educativo mexicano y a la política educativa de la 4T. Lo que debería sorprender en realidad es que la puntuación haya descendido en las tres áreas investigadas –lectura, matemáticas y ciencias– cuando el gobierno actual declara que los profesores han sido beneficiados como nunca y que la educación, con la Nueva Escuela Mexicana está en su mejor momento.
Pero los resultados de la evaluación internacional y la comparación con los demás países contradicen radicalmente el discurso oficial; hablan de desatención, de reducción de campos de enseñanza en materias como matemáticas y ciencias naturales, de supresión de áreas y temas importantes en los libros de texto y empeoramiento de los métodos de enseñanza.
Especialistas de alto nivel afirman que los resultados arrojados por PISA en México no son sino producto de una política educativa que reduce el contenido de los programas suprimiendo materias importantes y temas fundamentales como ciencias naturales, matemáticas y lectoescritura. Una de las causas del empeoramiento educativo, agregan, fue la mala atención a la pandemia de Covid-19 y el crecimiento de la pobreza: la educación, que ya estaba mal desde antes, empeoró.
Por último, señalan los expertos, el gobierno mexicano rechaza los resultados de la prueba PISA y los condena, tachando al estudio de producto neoliberal, en lugar de utilizarlos para enderezar lo que está defectuoso y torcido en la educación y descubrir errores, tal como hacen los gobiernos de otros países.