Nació en una familia tradicional de vinicultores de la Provincia Fukuoka, al sur del Japón. Empezó a escribir poemas al estilo japonés (tanka) a los dieciocho años, cuando tenía veinte años se trasladó a Tokio, donde ingresó al departamento de letras inglesas de la Universidad de Waseda, pero abandonó los estudios. Poco después se hizo miembro del grupo literario Shin-shi-sha (grupo de la poesía nueva), colaborando para su revista Myodyo (El Lucero).
Desempeñó un papel crucial en el desarrollo del movimiento literario conocido como “Shintaishi” o “nuevo Romanticismo”, que buscaba revitalizar la poesía japonesa a principios del Siglo XX. Su obra se caracteriza por la expresión lírica, la melancolía y la influencia de la poesía romántica europea; fue uno de los primeros poetas japoneses que escribieron bajo la influencia baudelairiana. En 1909 publicó su primer libro de poesía, Dyashumon (La herejía), en el que expresó su marcada inclinación hacia el erotismo decadente y exotismo simbolistas. Sin embargo, al igual que otros poetas japoneses, atravesó por diversas tendencias poéticas: el sensualismo simbolista, romanticismo, naturalista muy a la japonesa, regionalismo japonés, el mundo transparente del shintoísmo, la meditación profunda del budismo, etcétera. Dejó una gran cantidad de obras: poesía, canciones infantiles, canciones populares, poemas en prosa, tanka, crónicas, crítica literaria y novelas. Murió en 1942, a los 57 años.
SEN RIKYU
Sen Rikyu amaba el té
porque le complacía el espíritu del té.
Alma tranquila y noble del amanecer y del atardecer.
El humo era más amado aún que el té.
Mantener la sutileza en la apariencia
equivale a purificar el alma con sutileza.
Por eso Rikyu permanecía sentado
y le sonreía al Sol tenue bajo el pabellón de té.
PALMA DE LA MANO
En la palma de mi mano reluciente
está un Buda de Oro.
De mi alma reluciente
desapareció el Buda en un parpadeo.
Volteando la palma de mi mano reluciente
busqué al Buda todo el día.
IMPRESIÓN DEL CREPÚSCULO
Delicia de los besos... murmullos...
Mas la sangre invisible gotea en el cielo
como el rugido de una bestia herida y agonizante.
¿Por qué duele tanto?
Ah, el color de la melodía crepuscular,
el silencioso resplandor.
Delicia de los besos... murmullos...
FATIGA
Ay, beso que vas aumentando en violencia,
melodía carnal...
De esa manera, el rostro de una bestia, pálido, fatigado,
ahora me contempla, fugaz, tan fugazmente,
y del otro lado de la ventana turbia me maldice,
vacilando.
Oh, violín enloquecido que rechinas, oh, mis labios.
Un muro de arsénico quema mi cuerpo.
El Sol de la tarde rebota en la pared.
Pinos
1
Al cruzar por el bosque de pinos
contemplé largamente los pinos
desolados.
Yo viajaba solo.
2
Al salir del bosque de pinos
me volví hacia el bosque de pinos.
Al entrar en el bosque de pinos
fui atraído por una pequeña senda.
3
En lo profundo del bosque de pinos
encontré otra senda. La tomé.
Lloviznaba. Había niebla.
Soplaba un viento montaraz.
4
Por la senda del bosque de pinos
yo viajaba y viajaban otros más.
La senda atraía dulcemente.
Caminábamos de prisa, desolados.
5
Al cruzar por el bosque de pinos
caminaba con pasos sigilosos, sin saber por qué.
Los pinos desolados murmuraban:
“pinos”.
6
Al salir del bosque de pinos
vi en la cumbre del Asama levantar el humo.
Vi en la cumbre del Asama levantar el humo.
Más allá de los pinos.
7
Llovía en el bosque de pinos.
Soledad, paz.
Sólo el cuclillo cantaba.
Sólo los pinos que se mojaban.
8
Oh, mundo, estabas triste.
Pero eras hermoso, pese a tu brevedad.
Las montañas y los ríos cantaban.
Por arriba de los pinos cabalgaba el viento.
Mar
La espuma azul
sobre el agua que
surge desaparece rápidamente de la vista.
Por un momento, las largas
plumas de un aguzanieves tocan
la espuma.
Yamato, donde nací,
es un buen lugar. Las nubes se elevan en los vientos del sur.
Debería volar allí una vez más.
Tsukushi. Ese nombre
trae recuerdos de los cambios de marea,
del color de la puesta de Sol sobre la bahía.
Pero mis ojos están ciegos,
demasiado ciegos para discernir los nuevos brotes en las cañas,
o los peces atrapan, el Sol brilla sobre el agua.
Sí, regresaré. Para las urracas,
ese cielo y el bosque de zumaque
me esperan. Una vez más.
Yanagawa. Sus hijos
han envejecido, se fueron a lugares distantes.
¿Qué es lo que atrae mi corazón infantil?
Himno secreto de la herejía
Yo creo en la herejía de un mundo que se acaba.
Y en el poder del Deus de los cristianos,
el capitán de un negro bajel,
la extraña tierra de los pelirrojos,
en el vidrio escarlata, en el clavel fragante,
las telas de algodón de São Tomé,
creo en el vinho tinto y creo en el araq.
Dominicanos de ojos verdes cantan
fórmulas mágicas en sueños y hablan
del Dios hereje, del Señor prohibido,
y de la cruz teñida con su sangre,
de la ilusión del artefacto que hace
que un grano de mostaza parezca una manzana,
y de la extraña lente que se dice
puede llegar a ver el mismo Paraíso.
Sus casas son de piedra y cuentan que de noche
se enciende de los mármoles la blanca
sangre en las venas hechas de diamante.
hermosos sueños eléctricos flotan
sobre el aroma de los terciopelos
donde proyectan las formas de bestias
y aves extraordinarias de la Luna.
Dicen también que sus afeites salen
del néctar de unas flores venenosas,
y pintan sus íconos de María
con el aceite de piedras podridas.
dispuestas en horizontal, las letras
azules del latín o el portugués rebosan
sonidos de un placer triste y hermoso.
Así os rezamos Santos Padres de la Ilusión.
aunque nos lleve a la muerte en la cruz,
y siglos se reduzcan a un instante,
no abjuraremos la fe. Concedednos
los antiguos secretos esotéricos,
los misteriosos sueños escarlatas.
Con el cuerpo y el alma envueltos en aromas,
a ti te oramos hoy, oh Señor de la dicha.