Debido a que a las nuevas generaciones ya no les interesa el tema de ser artesanos y que las mujeres optan por prepararse profesionalmente en otras áreas, la artesanía en la elaboración de esferas navideñas está en riesgo de extinción, esa es la percepción del fundador de la empresa Naviart, Gerardo Martínez Chavarría, quien en sus mejores tiempos llegó a tener hasta 200 empleados y ahora sólo cuenta con 30 colaboradores.

El Estado de México, junto con Michoacán, son las entidades más importantes en la producción de esferas y es precisamente en el municipio de Tlalpujahua, donde se producen 37 millones de unidades al año.

Es en Tlalpujahua, en Michoacán, donde se ubica Naviart uno de los talleres más grandes en la producción de esferas que ofrece sus productos desde hace 40 años “en términos generales, este tipo de artesanía no deja tanto dinero y nuestra fuerza laboral más importante son las mujeres por su capacidad para poder decorar, ellas tienen esa atención en el detalle que se requiere para elaborar un buen producto, tienen la sensibilidad en la mano para poder hacer esta labor, pero hoy en día prefieren prepararse, estudiar alguna carrera y salir adelante en alguna otra profesión y eso está bien, pero al final dificulta la producción”, informó el empresario.

A esta dificultad, Martínez Chavarría sumó la falta de interés de los jóvenes por incorporarse a este oficio, pese a que, con el paso de los años, han mejorado las condiciones laborales; sin embargo, se requiere de una preparación de entre cuatro a cinco años para tener un nivel elevado de decoración que se necesita para las esferas de alta calidad, lo cual es equivalente a una carrera universitaria.

Además, comentó que “es normal que ya no se quieran dedicar a esto, con esa preparación en cualquier otra profesión les puede ir mejor, además que el talento y la velocidad son parte fundamental en esto, porque si tienen el talento, pero no tienen la velocidad para producir, pues no le conviene ni a ella, ni a mí”.

Finalmente, auguró que en caso de que la industria continúe en decadencia por la falta de artesanos, por lo menos su empresa, a la que asegura amar, cerrará en unos cinco años.