Los Juegos Olímpicos de París 2024, oficialmente conocidos como los Juegos de la XXXIII Olimpiada, serán un evento multideportivo internacional que se llevará a cabo entre el 26 de julio y el 11 de agosto de 2024 en la ciudad de París, Francia.
Si bien éste es un evento deportivo internacional multidisciplinario en el que participan atletas de diversas partes del mundo. Los Juegos Olímpicos son considerados la principal competición del mundo deportivo, con más de 200 naciones participantes.
En estos Juegos Olímpicos, los atletas de todo el mundo se medirán para establecer récords mundiales y premiar a los más talentosos de las 28 disciplinas, en sus diferentes modalidades, programadas en esta ocasión.
Y, sin duda alguna, todos los deportistas tienen como sueño algún día ir a representar a su país en este evento, puesto que es, sin duda, un gran mérito llegar a una competencia internacional de ese nivel.
Pero vayamos más allá de lo que vemos, porque es cierto que el Comité Olímpico Internacional (COI) siempre busca que el evento se lleve a cabo en escenarios espectaculares, donde se celebren las proezas de los héroes olímpicos contemporáneos, con el objetivo de atraer a una audiencia global y con ello a empresas que aportan enormes sumas de dinero por concepto de patrocinio. Y aquí es donde empieza a generarse un problema que deja de lado los objetivos que declara el Movimiento Olímpico, tales como comprensión mutua, espíritu de amistad, solidaridad y juego limpio.
Una vez que las grandes empresas empiezan a intervenir, la competencia comienza a degenerar, dado que intervienen poderosos intereses económicos, pues los grandes capitalistas no sólo ven en los Juegos Olímpicos una competencia entre deportistas en la que se deben generar las mejores condiciones para desarrollar con éxito el evento, sino que los señores del dinero están preocupados ante todo en sacar provecho económico, de todo lo que puedan vender en esta competencia; es por esto que, la construcción de estadios, alojamientos y polideportivos es encargada a contratistas que tienen por objetivo principal obtener los mayores beneficios posibles para ellos, por lo que algunos utilizan diversas maniobras para aumentar aún más sus ganancias, como la explotación laboral, el ahorro en medidas de seguridad y el congelamiento de salarios en épocas de inflación para los trabajadores que realizan estas impresionantes construcciones.
En la actualidad el deporte sólo es visto como una mercancía, pues para tener un deporte de calidad se necesitan condiciones, y esas condiciones cuestan más de lo que un deportista promedio puede pagar. El simple hecho de tener instalaciones dignas para poder realizar las actividades deportivas es un reto, y por eso vemos que los contratistas se aprovechan de los grandes eventos deportivos, porque es cierto que para los Juegos Olímpicos se preparan instalaciones de gran calidad e inversiones millonarias.
Y si bien es cierto que los emisarios del Comité Olímpico Internacional inspeccionan los trabajos, asegurándose de que el proyecto convenido y los tiempos previstos se cumplan, evidentemente se hacen los distraídos en lo que respecta a un entorno laboral sin condiciones, generador de miseria y explotación al que se somete a los trabajadores, muchos de ellos migrantes.
Y como vivo ejemplo tenemos el caso de los preparativos para los Juegos Olímpicos de París 2024, pues hace pocos días los trabajadores de uno de los polideportivos en construcción para la justa deportiva iniciaron una huelga y tomaron las instalaciones reclamando condiciones dignas de trabajo, contratos y permisos de residencia, tal como fueron prometidos por los organizadores al inicio de las obras. Con ello se evidencia la explotación de la clase trabajadora por parte de las grandes empresas de la construcción.
Para nada nos oponemos a la realización de los Juegos Olímpicos, porque es una importante fiesta del deporte mundial, sin embargo, es necesario entender esta realidad, pues mientras exista una sociedad en donde lo principal sea el afán de ganancia y la acumulación de riqueza de unos cuantos seres humanos, nada estará exento de este proceso social, ni siquiera algo tan noble y bueno como el deporte. En el capitalismo todo lo que beneficia a unos pocos, generalmente termina generando explotación y miseria para la inmensa mayoría, es una ley de una sociedad decadente que debe ser cambiada de raíz.