A lo largo de cinco años de gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T), desde las páginas de este semanario se han abordado problemas muy importantes del país y el tratamiento que este gobierno les ha dado. A decir de analistas políticos, académicos, investigadores, universitarios y de organizaciones civiles, la política general de la 4T y el incumplimiento de las promesas presidenciales han conducido al empeoramiento de la situación general del país en los más importantes sectores sociales. buzos ha abordado temas como la desigualdad y la pobreza que este gobierno prometió combatir y que siguen en pie o peor que antes.
Esta semana, documentos y especialistas entrevistados confirman algunas de las conclusiones que publicamos anteriormente, pero esta vez aportan el análisis de la trayectoria de la 4T, del momento que vive México por las características peculiares de este gobierno y por el agravamiento de la situación en aspectos de la vida nacional como la salud, la distribución de la riqueza, la seguridad pública, la relación entre los Poderes del Estado y agregan algo nuevo: la 4T ha conducido al país a un momento peligroso al que la política general de; el abuso de poder, el combate, desde el Poder Ejecutivo, a instituciones, organismos autónomos y al Poder Judicial, el uso de la tribuna presidencial para atacar a todos los que López Obrador considera “sus adversarios” y el descuido de problemas fundamentales; todo esto ha provocado un debilitamiento sistemático del Estado, de la misma figura presidencial y de su autoridad moral, porque se han violado la Carta Magna y las leyes reglamentarias; se ha combatido desde el Ejecutivo a instituciones como los órganos encargados del proceso electoral; porque, en fin, el Presidente no ha acatado las normas que está obligado a respetar. Además, las políticas implementadas en aspectos como la seguridad pública, la delincuencia, la salud y la educación han tenido como resultado un empeoramiento de las condiciones generales de la sociedad mexicana que marcha hacia un Estado fallido y algo más peligroso: hacia la inestabilidad y un latente estallido social.
Un Estado fallido, dice uno de los destacados declarantes de nuestro Reporte Especial, es “aquel que no ha logrado un buen funcionamiento de la administración pública y no realiza de manera adecuada las funciones jurídicas y económicas que le corresponden”, exactamente lo que ocurre al iniciar la recta final de este sexenio.