buzos habla esta semana del empeoramiento de la situación de la mujer en México, del incumplimiento de la promesa presidencial de otorgar recursos para lograr la igualdad de género y de la reducción presupuestal de los programas destinados a apoyarlas.

La ciencia explica por qué, en la sociedad, la mitad de la población pertenece al género femenino y la otra mitad al masculino; y demuestra que la mujer es capaz de realizar todas las actividades sociales, igual que el hombre, incluida la de gobernar un país. La sociología enseña, a este respecto, que antes de que existiera el patriarcado, existió el matriarcado, es decir, las mujeres gobernaban la sociedad; la dominación del hombre y el sometimiento de la mujer es un fenómeno histórico íntimamente relacionado con la división de la sociedad en clases y la explotación de una clase minoritaria sobre la mayoritaria. El capitalismo se caracteriza no sólo por la explotación de la mayoría de la sociedad por una clase dueña de los medios de producción, las fábricas, las tierras, etc., sino también por ser una sociedad machista: el hombre supedita a la mujer, la discrimina, la excluye. Todo lo anterior viene a cuento porque, al ser una sociedad capitalista, en México también existe esta doble dominación.

En la historia de nuestro país, la lucha de las mujeres ha conseguido solamente algunos avances, pero no ha logrado la igualdad de género.

A punto está de concluir el gobierno que se autoproclamó de la “Cuarta Transformación” (4T); dentro de sus múltiples promesas –desarraigar la corrupción, desterrar el neoliberalismo, distribuir equitativamente la riqueza, eliminar la pobreza– destacaba una “acción sin precedentes”: asignar recursos para lograr la igualdad de género; es decir, la lucha de las mujeres sería coronada al fin con la merecida igualdad.

Después de cinco años, el gobierno morenista ha hecho todo lo contrario: los recursos destinados a apoyar a las mujeres fueron reducidos; los renglones presupuestales para atender la salud de niñas y mujeres no sólo no aumentaron, sino sufrieron importantes recortes; la inseguridad, el crimen y la violencia han permanecido igual o han empeorado. Esta semana, buzos recoge el testimonio de una legisladora que denuncia que, a diario, una de cada cuatro mujeres sufre violencia en México; que en lo que va del sexenio se han cometido cuatro mil 550 feminicidios y que casi 29 mil mujeres han desaparecido. Estas cifras demuestran el incumplimiento de las promesas del gobierno “transformador” y dan idea de lo que debemos esperar en 2024 como despedida de la 4T: la continuación de esta tendencia, más muertes y desapariciones de mujeres como consecuencia de una política no pensada para atenderlas. Desafortunadamente, queda muy poco tiempo a la 4T para combatir las tendencias, porque frenarlas no es un asunto de voluntad ni de promesas.