A más de un mes de iniciada la operación militar del movimiento Hamás, que con sorpresiva habilidad militar burló la sofisticada tecnología bélica del Estado de Israel, el pueblo palestino ha enfrentado los peores horrores cometidos por el sionismo. Hasta ahora, éste ha asesinado a más de 10 mil personas, de las cuales cuatro mil eran niños, y herido a más de 26 mil personas. La información que llega a México es escasa, pero suficiente para afirmar que los bombardeos aéreos y la invasión terrestre de los israelíes sobre la Franja de Gaza equivale a un genocidio.

Las potencias imperialistas de Europa occidental, lideradas por el gobierno de Estados Unidos (EE. UU.), son los promotores del Estado judío, creado con su apoyo financiero y militar. El Estado israelí es reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que es cómplice de las atrocidades e injusticias cometidas contra el pueblo palestino. Israel se autonombra “pueblo elegido por Dios”; pero con esta proclama ejecuta una limpieza racial mediante la cual arrasa con los árabes de “la tierra prometida”.

En los últimos 30 días, los gazatíes han vivido un genocidio casi idéntico al que las comunidades judías europeas padecieron con la persecución ordenada por Adolfo Hitler. En este periodo, los palestinos han sido bombardeados, masacrados y sitiados por el ejército nazi-israelí para que no reciban comida, medicamentos y combustibles, además de que ha atacado campos de refugiados y hospitales, donde se recibe un herido cada minuto, y mueren 15 palestinos cada hora.

Hasta ahora hay más de 1.5 millones de desplazados cuyas casas fueron destruidas o tienen daños por los que arriesgan su vida; las mezquitas palestinas, 14 por ciento situadas en Gaza, fueron bombardeadas. Con esta guerra, al igual que en Ucrania, el imperialismo yanqui trata se sobreponerse al liderazgo económico y político frente a China y Rusia.

El gobierno de Washington está utilizando al Estado de Israel, su invención, para adueñarse del Medio Oriente; para apropiarse de los yacimientos de petróleo y otros recursos naturales de esa región y resistir al resurgimiento de Irán (la antigua Persia); porque el mundo multipolar está surgiendo y la expansión comercial y política de China y Rusia va a beneficiar la economía de las naciones explotadas por el colonialismo medieval y el imperialismo capitalista de Occidente. 

En varias ciudades del mundo, incluido el propio corazón de EE. UU., se han realizado protestas masivas que demandan la creación del Estado Palestino y que el Estado de Israel detenga el genocidio. También en México, varios grupos apoyan la causa palestina.

En el ámbito internacional, el Grupo de los Siete (G7) se ha limitado a demandar un momentáneo cese al fuego de los ataques israelíes para liberar las ayudas humanitarias; pero no detiene los ataques porque su negocio es precisamente la guerra; y de ésta dependen sus economías. Colombia y Bolivia ya rompieron relaciones con Israel, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se niega a hacerlo porque debe quedar bien con el gobierno estadounidense ¿Será que a su “humanismo de primero los pobres” no lo conmueven los niños asesinados en la Franja de Gaza?

El Movimiento Antorchista Nacional, que aglutina a las masas más empobrecidas de México, rechaza y condena el genocidio y se solidariza con Palestina, cuyos habitantes son sus hermanos, como antes lo fueron (y son) los de Vietnam, Irak, Libia y Siria, naciones que superaron la invasión yanqui. Por el momento, querido lector, es todo.