Ante el impacto del cambio climático en el planeta que cada vez es más evidente, es prioritario tomar consciencia de que los “riesgos climáticos” derivan en riesgos financieros que provienen de factores como las actividades que realizamos como comunidad. 

“El fenómeno del cambio climático está impactando tanto a las empresas como a las personas y a los gobiernos; y requieren acción por parte de todos”, señaló Elizabeth Marván Fragoso, Co-founder y Chief Growth Officer de Rhisco y especialista en riesgos financieros y gobierno corporativo, durante la Jornada LATAM de Riesgos Climáticos, organizada por la Embajada Británica en México y por Rhisco (empresa tecnológica británico-mexicana enfocada a gestión de riesgos, cumplimiento y competitividad).

Tras la participación de entidades financieras y de capital que operan en la región, así como expertos independientes e investigadores en energía, sostenibilidad y adaptación al cambio climático, se concluyó que el efecto del cambio climático requiere acción por parte de todos. Para ello, las empresas deben saber cuánto cuestan los riesgos, es decir, ¿cuánto es lo que significa si una empresa no hace nada?

Esto debe hacerse desde la perspectiva del costo que tendrá si se actúa hoy. “De acuerdo con estudios, se establece que, si no hacemos nada en este momento, el costo o la pérdida que se tendría en la economía, puede llegar a ser el 20% del PIB. Por otro lado, si actuamos hoy de forma alineada a lo que los científicos están aconsejando, puede significar un costo de entre 3% y 5% del PIB”, destacó la experta en la materia.

Sobre los riesgos financieros, las empresas deben atacar las causas del cambio climático, ir hacia una economía baja en emisión de gases de efecto invernadero para reducir el nivel actual de gases como el carbono. 

 

Es mucho más barato actuar hoy, que esperar 

En COP 26 (Glasgow, 2021) el sector financiero decidió tomar acción, establecer metas, definir y movilizar capital sobre lo que requiere el cambio climático. Actualmente a nivel global, se cuenta ya con el 75% del sector financiero involucrado tanto en definir metas de visión, como en lograrlas a través de:

1, Analizar y medir el riesgo climático específico que enfrenta cada entidad, por ejemplo, en la cartera de crédito de cada una.

2. Conocer y definir cuáles políticas pueden influir en los clientes y proveedores para que reduzcan sus emisiones de carbono a fin de hacer la transición paulatinamente.

3. Reaccionar oportunamente ante los cambios en los patrones de consumo, mismos que se intensificarán conforme los jóvenes crezcan y comiencen a ser generadores de ingresos.

Hoy en día algunos bancos ya restringen el otorgamiento de nuevos créditos a ciertas actividades económicas. Otros buscan ayudar o acompañar a sus clientes para hacer una estrategia de transición y adaptación; y otros más no aceptan ya nuevos clientes en actividades económicas que no se alineen con sus objetivos para mitigación del cambio climático.

 

Convertir riesgos en oportunidades

El tercer grupo de conclusiones es sobre cómo gestionar los riesgos y convertirlos en oportunidades. Las tecnologías han avanzado y pueden coadyuvar. La gestión de riesgos financieros relacionados al fenómeno mundial es atendida mediante soluciones de datos y diferentes tecnologías innovadoras (incluyendo IA – inteligencia artificial), lo que apoya a la identificación y generación de oportunidades de negocio.

Los participantes en la Jornada LATAM de Riesgos Climáticos, discutieron respecto a tres elementos principales para gestionar los riesgos: 

1. Riesgo por ubicación. El riesgo físico ante un evento climático es muy específico a la localidad física en donde se encuentra la organización (huracán en costas, inundaciones en ríos, y otras manifestaciones inesperadas de la naturaleza). Una forma de gestionarlo es moverse o crear otras sucursales o entidades.

2. Riesgo por probabilidad de ocurrencia. Es decir, ¿cuál es la probabilidad de que, por ejemplo, una tormenta pase de categoría dos a nivel cinco en cuatro horas? Eso es algo que actualmente está presente en la naturaleza y no hay forma de modificarlo; lo que se puede hacer es monitorear cómo está cambiando esa frecuencia o esa probabilidad en las localidades donde se manifiestan.

3. Riesgo por Severidad. Qué tan severo es el daño causado por un evento climático. Esa severidad se puede reducir si se prepara la empresa con varias acciones según su actividad económica, por ejemplo, mejorar o adaptar la infraestructura, poner muros de contención, una mejor preparación del entorno, pólizas de seguro para mitigar la pérdida.

“Como humanidad, sí podemos lograr adaptarnos y buscar esas oportunidades, tanto de negocio como para gestionar los riesgos y mitigar el cambio climático, se requiere voluntad”, aseguró la Co-founder y Chief Growth Officer en Rhisco, Marván Fragoso.