Casi siempre, cuando se hace alusión al término “deporte”, se le asocia con un estado óptimo del individuo, atendiendo a sus características físicas y psíquicas respectivamente, pues éstas se presentan concretas y observables sin necesidad de algún instrumento de laboratorio; sin embargo, es importante conocer los procesos químicos que ocurren dentro del organismo en el nivel celular.

Todo hombre, como especie humana, necesita de calorías para vivir y las obtiene a través de la ingesta de alimentos, que llegan al sistema digestivo y éste se encarga de transformarlos en sustancias que el cuerpo aprovecha como fuente de energía, para el crecimiento y la reparación de tejidos y, sobre todo, para mantener la homeostasis por medio de los procesos bioquímicos para el buen funcionamiento del mismo. Se sabe que para catalizar las moléculas hace uso de los diferentes sistemas bioenergéticos; pero analicemos de manera general el comportamiento celular al incrementar la carga física.

Las células son unidades anatómicas y funcionales de todo ser vivo, son la mínima expresión de vida de todo ser, su función específica es la autoconservación y la autorreproducción. Se clasifican en dos grandes grupos: células procariotas, que no poseen un núcleo celular delimitado por una membrana (algas azul-verdosas y las bacterias) y células eucariotas, que sí poseen un núcleo celular delimitado por una membrana.

Las células de origen vegetal cuentan con una pared de celulosa, misma que les proporciona rigidez, y que posee cloroplastos, con clorofila, que se encargan de realizar la fotosíntesis; son autótrofas (capaces de realizar su propio alimento).

Las de origen animal tienen pared celular y membrana; son heterótrofas. Para su funcionamiento necesitan incorporar los nutrientes que poseen otros seres vivos en forma de alimento a través de los lisosomas, que se encargan de la digestión intra y extracelular.

En su interior, las células cuentan con estructuras como el núcleo, las mitocondrias, el retículo endoplasmático, el aparato de Golg, centriolo, lisosoma, citoplasma, membrana plasmática, retículo endoplasmático liso, retículo endoplasmático rugoso y ribosoma.

Las células transforman la glucosa, los lípidos y el creatin fosfato (PCr) para la producción de energía (ATP). Las moléculas de proteínas, glucosa y lípidos, ingresan a la célula a través de los glut4, la cantidad de glut4 en las células varía de acuerdo con los distintos organismos, por ejemplo, una célula puede tener cuatro glut4 de manera natural, lo mismo ocurre con las mitocondrias, las células aparecen con ciertas cantidades, pero el tamaño de éstas, como también su cantidad dentro de las células, depende directamente de los factores externos, es decir, mientras el individuo realice movimientos que demanden más energía, como en el caso de un deportista, la cantidad de glut4 y mitocondrias como otro orgánulo del cual no nos detendremos a analizar, tenderán a incrementar para poder satisfacer la necesidad de energía demandada.

Por tanto, se concluye que el individuo logra un estado óptimo de rendimiento como un resultado concreto en su forma física a través del ejercicio físico de manera natural, sin ingesta de hormonas para lograr dicho estado; por ello, no sólo se puede afirmar que el deporte es beneficioso por los resultados observables a simple vista, sino que de manera interna, porque las células estarán mucho más adaptadas para realizar el metabolismo, conservar la homeóstasis y prevenir enfermedades como el cáncer.