Mensaje

Nietos:

cuando no pueda ya besarlos 

porque en niebla y silencio

esté perdido,

les mandaré un caracolito

de cariño,

para que oigan en él

el mar inmenso

en donde ruedan solas

eternas olas sin sonidos.

El ocho de noviembre de 1983, en su natal Costa Rica, terminaba su travesía terrenal el pedagogo, cuentista, poeta y político Carlos Luis Sáenz Elizondo (1899), El abuelo cuentacuentos. En 1919, luego de obtener el título de Maestro Normal, comenzó una carrera como educador que lo convertiría primero en catedrático y luego en director de la Escuela Normal de Costa Rica, puesto del que sería echado en 1936 como represalia por sus posiciones marxistas y su pertenencia al Partido Comunista de Costa Rica y a Vanguardia Popular.

 

Quiero tener muchas cosas 

que sean mías y de todos 

los de aquí 

y los de allá: 

tierra negra, 

buena tierra de sembrar, 

agua corriente del río 

que en lecho de piedras va; 

aire sin humo, buen aire 

de la montaña o del mar; 

fuego dócil tan hermoso, 

amigo fiel del hogar; 

milpas y cañadulzales; 

un pequeño cafetal,

–su flor, blanca como harina, 

huele a mieles de panal–,

con higuerones muy verdes 

donde vengan a anidar 

los yigüirros veraneros, 

y además,

amigos, muchos amigos

que sus manos me darán 

cuando caminemos juntos 

los caminos de la paz.

 

“Desde su fundación, el Partido Comunista luchó por organizar a los trabajadores y hacerlos conscientes de sus deberes y de sus derechos; me identifiqué con ese ideario. Vino la campaña política de 1936; el comité dirigente del partido me pidió que aceptara la candidatura a la presidencia de la república por el Bloque de Obreros y Campesinos; consulté con mi esposa y aceptamos los dos el deber ineludible: había que apoyar a la causa justa del pueblo. Esta candidatura nos trae la separación de la Escuela Normal. Sin una palabra, sin una nota, sin una explicación, fuimos echados de nuestro trabajo; sencillamente, en 1936, nuestros nombres no figuran en las listas de profesores de la normal”, declararía en 1982, un año antes de su muerte, para el documental Carlos Luis Sáenz, las palabras del poeta (disponible en la plataforma YouTube).“Maestro y poeta, las hadas no permiten que ni la cárcel ni la persecución lo amarguen; su poesía límpida y cristalina va a los niños, al pueblo; en ella se complacen todos, jóvenes y viejos. Es poesía”, señala el narrador del documental.

 

Había una vez un camino 

encantado.

Tenía puentes, tenía robles 

y en los robles muchos pájaros; 

tenía fuentes refulgentes 

llenas de peces dorados 

y vientos que iban secando 

los pies húmedos de barro. 

Por él iban los paleros, 

los boyeros, los enanos, 

los elefantes del circo, 

los osos de los gitanos, 

el ciego con la dulzaina, 

los zapatos del soldado 

los cañones de la guerra, 

el pan de la paz en carros. 

Yo me fui por él un día 

sueño a sueño 

y paso a paso, 

y nunca llegué… ¿A dónde? 

¿A un bosque, a un castillo, 

a un lago? 

Porque ese camino era 

sólo para caminarlo.