El rescate se aleja completamente de la línea declarada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), refiriéndose al rescate de empresas privadas, por ejemplo, al caso del Fobaproa. A pesar de esta firme convicción, el tratamiento a la empresa Altán Redes ha sido muy benigno: a su crédito inicial por 690 millones de dólares (mdd) se suman 161 mdd en 2022 para renegociar su deuda y ya se anuncian otros 100 mdd en 2023 para completar este “salvamento”.
Cuando AMLO anunció el rescate de esta empresa, declaró que la nacionalizaba en beneficio de la población mexicana, que obtendría conexión gratuita a servicios de Internet y telefonía. La “nacionalización” fue desmentida por la empresa, accionistas de Altán Redes y especialistas; sin embargo, los términos legales del compromiso contraído por Altán Redes para el pago del monto del rescate, es decir, la deuda con la banca estatal, demuestran que la 4T, como principal accionista, es quien tiene el control de la empresa.
El Reporte Especial de buzos trata esta semana el tema del rescate de Altán Redes, que ya se encontraba en quiebra, y se refiere a esta empresa como parte de la “explosiva” herencia que dejará la 4T en 2024 a la administración federal que le sucederá; se relaciona, así, el rescate de Altán Redes con el caso de Pemex, recientemente abordado en nuestro Reporte Especial.
Las dos empresas, Pemex y Altán Redes (ahora dependiente del Estado), se encuentran en quiebra, endeudadas por muchos millones de dólares y con otros graves problemas.
El Reporte Especial relaciona también el caso de Altán Redes con otra empresa del Estado: la CFE, que en 2022 incursionó en el giro de las telecomunicaciones con su filial TIT, ahora posee una red de cables de fibra óptica y ha obtenido la concesión para alquilar dicha red a terceras empresas. De seguir la misma ruta, se advierte la posibilidad de que la CFE cometa los mismos errores, aumente su endeudamiento –que ya es grave– y quiebre, sumándose a la “explosiva” herencia que recibirá el nuevo Gobierno Federal.