En los Panamericanos de Lima, la delegación mexicana estuvo integrada por 543 deportistas que compitieron en 39 disciplinas distintas; estos atletas acudieron sin apoyo de la Conade ni del Gobierno Federal y, a pesar de ello, cosecharon 37 medallas de oro, 39 de plata y 62 de bronce, para un total de 138 preseas. En dicha edición de la competencia internacional, México también rompió el récord de más medallas logradas en una justa Panamericana, superando las 133 preseas de Guadalajara 2011. A su regreso, tanto el Presidente de la República como la titular de la Conade, Ana Gabriela Guevara, tuvieron que reconocer el trabajo de los deportistas. Es imposible evitar una comparación cuando el año de los Panamericanos de Lima, el presupuesto asignado fue de mil 730 millones 125 mil 67 pesos y para los de este año es de dos mil 300 millones de pesos. Con esta inversión es muy difícil que se puedan superar los resultados de Lima.
Cierto es que el recorte presupuestal al deporte no es nuevo, desde el sexenio pasado se presentaba un decremento importante, pero en la actual administración morenista, y en especial en 2023, ha alcanzado cifras históricas. Tan sólo en el sexenio anterior, la Conade recibió en promedio un ingreso anual de cuatro mil 800 millones de pesos, mientras que con AMLO el presupuesto para el 2023 bajó a dos mil 300 millones, es decir, 52 por ciento menos. Toda la falta de inversión al deporte afecta de diversas maneras, acarrea como consecuencia la carencia de infraestructura y apoyos para deportistas de alto rendimiento, falta de contratación de entrenadores y equipo técnico de alto nivel, falta de seguimiento a talentos jóvenes, además que, la población se ve directamente afectada por la completa ausencia de programas de salud y de fomento al deporte para los sectores vulnerables.
A pesar de que los Juegos Panamericanos se disputan cada cuatro años, y por ello debería haberse dotado de mayor apoyo económico a los deportistas por parte de la Conade, el clima se torna nuevamente hostil entre ellos. Los deportistas han tomado en sus manos su propia preparación y capacitación, sus programas de entrenamiento, así como la generación de recursos económicos propios. Muchos de los atletas no han podido prepararse en óptimas condiciones físicas, tácticas y psicológicas, obligados por la necesidad de generar dinero para cubrir los gastos que implica su participación. Han realizado ventas de trajes de baño y café, se han empleado como dobles en películas de acción, realizaron boteos públicos, andan de limpia parabrisas, venden dulces en cruceros y ejecutan acrobacias en semáforos para obtener la cooperación voluntaria de la ciudadanía.
Por eso es una gran hazaña, merecedora de admiración y respeto, la actitud de resistencia con que los atletas han asumido el reto de tomar en sus manos la preparación física y la generación de recursos económicos, pese a las múltiples trabas del gobierno y sus dependencias, porque asumen su práctica deportiva de manera consciente y decidida.
Sin embargo, los grandes cambios y transformaciones que requiere México no llegarán solos, ni los encabezan las grandes personalidades, sino el pueblo organizado, educado y consciente. A todos los mexicanos, incluidos los deportistas de alto rendimiento, sólo nos queda tomar en nuestras manos las riendas del cambio, organizarnos y luchar, es la única forma en que puede ocurrir una transformación verdadera y se obtendrán mejores resultados.
Sólo cuando el pueblo trabajador tome el poder político en sus manos se podrá hacer un cambio radical para construir una patria mejor, donde los recursos generados se administren correctamente, se haga una distribución equitativa de la riqueza nacional y se atiendan las necesidades de ese mismo pueblo en todos los aspectos, para tener mejores resultados en salud, educación, alimentación y en el terreno deportivo.
Mientras eso no ocurra, los deportistas de alto rendimiento tendrán que seguir buscando por su propia cuenta la oportunidad de sobresalir y continuarán enfrentándose a todo tipo de trabas impuestas por un modelo económico y social al que solamente le importa incrementar las ganancias de los megamillonarios y no mejorar la vida de todo el pueblo mexicano.