En su etapa final, su labor destructiva continúa y expone a la sociedad al riesgo de extinción en su irracional afán de ganancia y su carrera por obtener el dominio total del planeta.
“Crepuscular”, llaman algunos sociólogos a la fase previa a la desaparición del capitalismo. Éste es el tema del Reporte Especial de esta semana, que define el concepto, las características distintivas de esta fase terminal y nos ilustra acerca de los terribles daños causados por el capitalismo en diversas regiones del mundo; documenta la resistencia que se ha levantado en algunos países contra tal saqueo y destrucción, pero advierte de los recursos económicos, políticos y tecnológicos con que cuenta la burguesía mundial para triunfar sobre esa resistencia.
Hace mucho tiempo que el capitalismo llegó a su fase crepuscular; hace más de un siglo, V. I. Lenin estudió su última fase y dejó una fotografía de cuerpo entero del modo de producción dominante en su obra El imperialismo, fase superior del capitalismo, en la que analizó minuciosamente sus características, los estragos que había causado a la humanidad y la destrucción que continuaría realizando; pero también mostró el camino para enfrentar el fenómeno y lo hizo en la práctica, encabezando la más grande revolución social de la historia, que culminó con el surgimiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. De aquí se desprende que esa “fase crepuscular” no ha sido efímera y podría durar siglos.
Inevitablemente, al “capitalismo crepuscular” seguirá la noche, es decir, su muerte como sistema económico; pero la condición indispensable para que llegue ese momento es que sus sepultureros tomen conciencia de la necesidad de eliminar el brutal sistema y conozcan el camino para alcanzar la meta.
Ninguna investigación científica puede dejar de tomar en cuenta los estudios y el ejemplo de V. I. Lenin; y las conclusiones no pueden ser muy diferentes a las que extrajo el gran dirigente del proletariado. En efecto, los sociólogos citados en el Reporte Especial sostienen que es necesario abrirle el camino al socialismo; y hay entre ellos quien afirma que este sistema no puede ofrecer al mundo más que una profunda desigualdad, represiones cada vez más graves, intensos autoritarismos, escalada del militarismo, alteraciones climáticas, pandemias y otras lindezas; y que no puede reformarse, modificarse o reorientarse, sino solamente destronarse.