Fue una poetisa, novelista y ensayista estadounidense, una de las voces más originales del modernismo anglosajón y una figura central en el desarrollo del movimiento imagista. Nacida en 1886 en Pensilvania, creció en un entorno intelectual que marcó su sensibilidad artística: su padre, profesor de astronomía, y su madre, vinculada a la música y el misticismo, le inculcaron una fascinación por la precisión y el simbolismo. Su vida personal fue tan intensa como su obra, su relación con el poeta Ezra Pound la introdujo en el círculo imagista y la apodó como “H.D.”; su relación posterior con la escritora Bryher le brindó estabilidad emocional y apoyo creativo.
El imagismo rechazaba el lenguaje recargado de la poesía victoriana para sustituirlo por una estética depurada donde cada palabra estuviera cargada de significado. Sus primeros poemas, como los incluidos en su poemario Sea Garden (1916), son ejemplos de esta búsqueda de claridad: versos cortos, imágenes nítidas y una conexión pictórica con la naturaleza. Más tarde, su estilo evolucionó hacia un modernismo más complejo, especialmente después de vivir las dos guerras mundiales; durante los bombardeos de Londres en la Segunda Guerra Mundial, escribió Trilogy (1944-46), una obra donde la destrucción y la reconstrucción espiritual se entrelazan con referencias bíblicas y mitológicas.
La mitología griega fue un pilar en su obra, reinterpretada desde una perspectiva feminista. En Helen in Egypt (1961), por ejemplo, presenta a Helena de Troya como un ser consciente de su poder y su dolor. Este enfoque reflejaba sus propias luchas con la identidad femenina y la sexualidad, temas que exploró con mayor libertad en su prosa autobiográfica, como la novela HERmione (publicada póstumamente en 1981), donde abordó su bisexualidad y crisis creativa.
Su experiencia con el psicoanálisis —fue paciente de Sigmund Freud en los años 1930— añadió otra capa a su escritura. Obras como Tribute to Freud (1956) revelan cómo integró teorías sobre el inconsciente y los sueños en su poesía, dando voz a traumas personales y colectivos. Su estilo, en esta etapa, se volvió más simbólico sin perder la precisión que siempre la caracterizó.
traducción: ramón hondal, tom maver, juan afanador y santiago ospina
Fragmento 36
No sé qué hacer:
mi mente está dividida
Safo
No sé qué hacer,
han robado mi mente:
¿el regalo de la canción es el mejor?
¿El regalo del amor es el más amoroso?
No sé qué hacer
ahora que el sueño ha puesto
peso sobre mis párpados.
¿Debería interrumpir tu descanso,
devorarte, ansiosa?
¿el regalo del amor es el mejor?
No, el de la canción es más amoroso:
pero si estuvieras perdida,
¿qué arrebato
obtendría de la canción?
¿Qué canción quedaría?
No sé qué hacer:
¿volver y saciar
la furia que quema,
quemar con mi aliento
tu aliento fresco, alterarlo?
¿Debo volver y tomar
la nieve en mis brazos?
(¿es mejor el regalo del amor?)
Pero copo sobre copo
de nieve sería incómodo,
estarías acostada haciéndote preguntas,
despierta y sin embargo dormida.
¿Debo volver y tomar
la nieve incómoda en mis brazos?,
¿apretar labios con labios
que no contestan,
apretar los labios a la carne
que se estremece y no se quiebra?
¿Es mejor el regalo del amor?
¿Debo volver y moderar
todo el salvaje deseo?
¡Oh, te deseo!,
como las Pléyades agitan
la luz blanca en la blanca agua
¿así debo tomarte?
Mi mente está bastante dividida,
mis mentes vacilan,
perfectamente combinadas,
no sé qué hacer:
cada una lucha con la otra
como dos blancos luchadores
en una competencia
listos para girar y agarrarse
sin nunca mover ni músculo ni nervio ni tendón;
así mi mente espera
forcejear con mi mente,
sin embargo estoy quieta en la cama,
parecería que descanso.
No sé qué hacer:
tensión sobre tensión,
un sonido después de otro
hacen que mi cerebro se nuble;
como una ola puede esperar a caer
y entonces (esperando a que caiga)
el viento puede tomar
de su cresta
blancos fragmentos de espuma
que se eleven
y parezcan correr y palpitar
y rasgar la luz,
así vacila mi mente
encima de la pasión
temblando por quebrarse,
así vacila mi mente
encima de mi mente
oyendo los deleites de la canción.
No sé qué hacer:
¿va a quebrarse el sonido,
rasgando la noche
grieta tras grieta de la luz
rosa y dispersa?
¿Va a quebrarse al final el sonido
como la ola vacilante
o va a pasar toda la noche
y yo escuchando, despierta?
Helena
Toda Grecia odia
la mirada fija en el rostro blanco,
el brillo como de aceitunas
donde ella se alza,
y las manos blancas.
Toda Grecia desprecia
su rostro pálido cuando sonríe,
odiándolo aún más
cuando aumenta su palidez y su blanco,
recordando encantamientos
y males pasados.
Grecia mira, impasible,
a la hija de Dios, nacida del amor,
la bella de pies fríos
y rodillas delgadas,
que podría amar ciertamente a la criada
sólo si estuviera acostada,
ceniza blanca entre cipreses fúnebres.
Amapolas de mar
Cáscara de ámbar,
surcada de oro,
fruta en la arena
marcada con un grano abundante,
tesoro
derramado cerca de los arbustos de pinos
para blanquearse en los peñascos:
tu tallo ha echado raíz
entre guijarros mojados
y el montón arrojado por el mar
y conchas ralladas
y caparazones de concha escindidos.
Hermosa, extendida ampliamente,
fuego sobre hoja,
¿qué pradera ocasiona
tan fragante hoja
como tu radiante hoja?