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México enfrenta un problema significativo de edadismo en el empleo al ocupar el cuarto lugar entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con la tasa de empleo más baja para personas de entre 45 y 54 años.
A nivel nacional, México registró un 73.4 por ciento de tasa de empleo en este rango de edad, muy por debajo del 80.1 por ciento del promedio global. Esto sugiere que los trabajadores mayores enfrentan dificultades para mantenerse en el mercado laboral.
Según el estudio de Tendencias de Talento 2025 de PageGroup, el 38 por ciento de las personas ha enfrentado discriminación por edad en el trabajo y más de la mitad de los empleados se encuentran fuera del sector formal, lo que puede contribuir a la inestabilidad laboral.
El edadismo en México es un fenómeno muy marcado y que posiciona al país como una de las economías de la OCDE con menos población mayor activa en el mundo del trabajo, un nivel sólo superado por Colombia, Costa Rica y Turquía.
Este escenario se vuelve más crítico al tomar en cuenta que los altos costos de vida están obligando a personas mayores y a los jubilados a retornar al mercado laboral.
La OCDE señala que el bajo acceso al empleo para la población mayor se relaciona con los sesgos de los empleadores. “A menudo se percibe a los trabajadores mayores como menos adaptables y carentes de competencia tecnológica, lo que perjudica sus posibilidades de ser contratados”.
Sin embargo, el reto no es sólo en edadismo, también es en género. “Con una brecha de género en el empleo de casi 30 puntos porcentuales, el mayor recurso laboral desaprovechado de México reside en aumentar el empleo de las mujeres en edad laboral”, indica la organización.
El informe estima que, si México logra cerrar dos tercios su brecha de género en el empleo y promover una mayor participación laboral de los trabajadores mayores, el país podría elevar el crecimiento anual del PIB per cápita al 0.41 por ciento. Aunado a ello, si la productividad también aumentara a la media registrada por la OCDE entre 1991 y el 2000, esa alza de PIB per cápita podría ser de 1.55 por ciento.
El organismo destacó que México ha mantenido una tasa de desempleo baja, de las más pequeñas entre las economías que integra la OCDE; sin embargo “la informalidad sigue siendo generalizada, con más de la mitad de los trabajadores empleados fuera del sector formal”.
Asegura que la expectativa de una tasa de desempleo baja y una disminución de la inflación podría contribuir a que se impulse el consumo en los hogares y el mercado laboral se mantenga estable.