Casi a la mitad de su sexenio, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) presentó el ambicioso programa Gas Bienestar, para distribuir a precio accesible gas LP a las 32 entidades federativas del país, comenzando con las 16 alcaldías de la capital de la República; ésta sería la primera etapa del proyecto, para después extenderse a ocho importantes estados y luego a todos los demás.
Se fue AMLO y su objetivo principal quedó muy lejos de alcanzarse; y avanzado el primer año del segundo sexenio de la “Cuarta Transformación” (4T), la operación presenta números rojos.
Nuestro Reporte Especial informa esta semana que el Gas Bienestar sólo llegó a poco más de la mitad de las alcaldías de la Ciudad de México (CDMX), y requiere de subsidios multimillonarios para seguir operando.
Hasta la fecha, el proyecto parece haber resultado un rotundo fracaso: no distribuye gas LP en el país a bajo precio; no superó la primera etapa (las 16 alcaldías de la CDMX); y las medidas impuestas desde tiempos de AMLO han provocado inconformidad y serios problemas sociales, como las amenazas de las empresas distribuidoras de gas LP de irse a paro nacional, lo que ocasionaría graves problemas a la administración actual de la 4T por el daño que el desabasto provocaría en millones de familias y muchas empresas, pequeñas y grandes, que requieren del gas LP.
Empresarios gaseros denuncian, además, otro grave problema: la persistencia del robo de gas y su comercialización a un precio inferior al tope ofical, lo que les ocasiona cuantiosas pérdidas; sostienen los empresarios del ramo, que ante esta situación, algunas autoridades se muestran omisas.
Aunque la 4T afirma que los resultados de la política energética de AMLO han sido un triunfo, lo que se desprende del Reporte Especial de esta semana es que, lo mismo que la erradicación de la corrupción, la desaparición de la desigualdad y la pobreza y la eliminación del neoliberalismo, también la distribución de Gas Bienestar a los habitantes de todo México es pura demagogia.