Foto: Getty Images

Un estudio de la Universidad ETH, en Zúrich, publicado en Earth and Planetary Science Letters, demostró que el calentamiento global, al acelerar el derretimiento de glaciares alpinos, incrementa el riesgo de terremotos. El agua de deshielo se filtra al subsuelo, ejerce presión sobre las fallas geológicas y altera su equilibrio, favoreciendo la actividad sísmica. Este fenómeno añade los terremotos a la lista de desastres naturales vinculados al cambio climático, como sequías, olas de calor e incendios.

El estudio se centró en las Grandes Jorasses, en el macizo del Mont Blanc, en el este de Europa, donde registros sísmicos revelaron que una ola de calor en 2015 desencadenó una serie de pequeños terremotos. Aunque estos no causaron daños significativos, los estudios indicaron que la frecuencia de temblores menores aumenta la probabilidad de eventos sísmicos mayores.

Los análisis mostraron una tendencia estacional: los enjambres de terremotos se incrementan a finales del verano, tras la filtración del agua de deshielo, y disminuyen en primavera. Datos de un sismómetro instalado en 2006 confirmaron un aumento en la magnitud y frecuencia de los terremotos desde 2015, con un retraso de uno a dos años tras olas de calor intensas

Los científicos concluyeron que, los terremotos inducidos por el clima en los Alpes no representan una amenaza inmediata para las ciudades, debido a infraestructuras diseñadas para resistir sismos de hasta magnitud 6, el fenómeno podría tener implicaciones en otras regiones montañosas, como el Himalaya.