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China domina el mercado de las “tierras raras”, un grupo de 17 minerales cruciales para la fabricación de productos electrónicos, vehículos eléctricos y sistemas de defensa. Con un control de aproximadamente el 60 por ciento de la producción mundial y cerca del 90 por ciento del refinado, según informan medios internacionales, el gigante asiático cuenta con una significativa ventaja estratégica sobre Estados Unidos (EE.UU.) y Europa.
El análisis de mercados Research and Markets indicó que China posee el 37 por ciento de las reservas mundiales de tierras raras en sus yacimientos, además cuenta con contratos en otros países, de yacimientos en América, África y Asia.
En respuesta a los aranceles impuestos por Estados Unidos a principios de 2025, Pekín incluyó siete tierras raras en su lista de control de exportaciones, clasificándolas como productos de “doble uso”, con aplicaciones tanto civiles como militares. Según el gobierno chino, la medida busca “salvaguardar la seguridad nacional”.
Cabe recordar que la lista de control de exportaciones de China establece qué productos, materiales o tecnologías requieren licencias para su venta al extranjero. Incluye elementos clave como galio, germanio, antimonio, disprosio y terbio, entre otros. Esta regulación ha profundizado la dependencia de Estados Unidos y la Unión Europea, que enfrentan grandes dificultades para extraer y procesar estos minerales por cuenta propia.
Empresas como Ford han reportado reducciones en su producción debido a la escasez. Mientras tanto, proveedores como Aptiv y BorgWarner anunciaron el desarrollo de motores con un contenido mínimo o nulo de tierras raras. Michael Dunne, consultor automotriz especializado en China, advirtió al New York Times que las restricciones impuestas por Pekín “podrían paralizar por completo las plantas automovilísticas de Estados Unidos”.
En Europa, la dependencia es aún mayor: el 98 por ciento de sus imanes de tierras raras proviene de China. Las restricciones provocaron “importantes trastornos”, así como el cierre de líneas de producción y plantas en distintos países, según la Asociación Europea de Proveedores de la Industria del Automóvil (CLEPA).
Los expertos coinciden en que la ventaja de China radica en sus métodos de extracción más rápidos y menos costosos, con tasas de recuperación consideradas “sin precedentes”.