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“El golfo Pérsico y sus aguas circundantes son una vía clave para el comercio internacional de mercancías y energía, y preservar su seguridad y estabilidad responde al interés común de la comunidad internacional”, afirmó este lunes Guo Jiakun, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino reveló la agencia EFE.
La alarma global surgió ante el cierre del Estrecho de Ormuz, paso clave para el traslado de hidrocarburos, como lo advirtió el Parlamento iraní, esto como respuesta a los ataques a instalaciones nucleares por parte de Estados Unidos (EE. UU.).
El Gobierno chino alertó sobre los riesgos económicos derivados de una interrupción en la circulación del crudo y gas, con énfasis en las consecuencias para los mercados internacionales.
Ante este panorama y pese al historial de tensiones entre ambas potencias, Marco Rubio, secretario de Estado, solicitó un acercamiento directo entre Pekín y Teherán, al considerar que China posee influencia suficiente para frenar la escalada. Aunque las autoridades chinas evitaron comentarios sobre estas declaraciones, sí confirmaron contactos con sus homólogos iraníes.
De acuerdo con datos de la consultora Kpler, Irán es el tercer productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), se encuentra sólo por debajo de Arabia Saudí e Irak con 3.3 millones de barriles diarios, de los cuales 1.84 millones por lo menos canaliza a China; además de ello, mantiene relaciones tanto con Irán como con los países del golfo, razón por la cual refuerza su papel como mediador.