En la madrugada del 13 de junio, Israel emprendió un bombardeo masivo sobre objetivos militares y de infraestructura en Irán. El ataque, ejecutado con misiles balísticos, misiles tipo crucero y drones, destruyó diversas instalaciones estratégicas y causó la muerte de altos mandos del ejército iraní y científicos vinculados al programa nuclear persa; la prensa occidental no tardó en informar ampliamente sobre los daños causados. La respuesta iraní no se hizo esperar: en los días siguientes, mostró músculo militar y lanzó una ofensiva con misiles, muchos de los cuales fueron interceptados por las defensas israelíes. Sin embargo, varios lograron impactar en zonas clave como Tel Aviv, el puerto de Haifa, Jerusalén y otras ciudades importantes.

Para comprender las raíces de este conflicto –que, de escalar e involucrar a otras potencias regionales o globales, podría acercarnos al umbral de una Tercera Guerra Mundial–, resulta útil analizar el documental Así es la geopolítica de Israel, disponible en YouTube. Este material parte de una pregunta central: ¿por qué Israel es uno de los países más beligerantes del mundo, pese a tener apenas 10 millones de habitantes? La respuesta apunta a su desproporcionada superioridad militar frente a sus vecinos, más de 170 millones de personas, en su mayoría árabes y musulmanes. Con el respaldo estratégico y económico de Estados Unidos (EE. UU.), Israel se ha consolidado como un importante proveedor de tecnología militar, especialmente armas de alta innovación.

Aunque el videomaterial no ofrece una caracterización política clara de Israel, varios analistas coinciden en que actúa como un instrumento político-militar de EE. UU. para dividir y controlar a los países de Medio Oriente, una región clave por sus vastos recursos energéticos. Desde el punto de vista territorial, Israel es extremadamente vulnerable: su espacio abarca apenas 430 kilómetros de largo por 70 de ancho, lo que lo expone a ser invadido en pocas horas por un ejército superior. Esta desventaja geográfica y demográfica ha llevado al país a construir un ejército altamente preparado y equipado con apoyo del imperialismo, que además lo ha ayudado a invadir militarmente países en conflicto como Egipto, Siria, Jordania, Líbano, Arabia Saudita y otros actores regionales.

En cuanto a Irán, el reportaje subraya que el país persa tiene prohibido desarrollar armas nucleares por presión directa del bloque imperialista. El odio del sionismo hacia esta nación tiene raíces profundas, a diferencia de otros países árabes que han abandonado la causa palestina, Irán continúa brindando apoyo político y militar a Palestina, así como al grupo libanés Hezbollah y a los hutíes de Yemen. En su lucha por el control total del territorio, Israel está cometiendo un brutal genocidio en Gaza y despojando de sus tierras a los palestinos en Cisjordania, esgrimiendo la causa histórica del holocausto, califica de antisemita a cualquier país u organización que defienda la causa palestina.

El documental deja claro que uno de los objetivos centrales de la geopolítica israelí es impedir que cualquier país de la región desarrolle armas nucleares, declarándose el único país autorizado para ello. Al mismo tiempo, se presenta como una herramienta de control del “Occidente colectivo” –con EE. UU. a la cabeza– sobre la región más rica del planeta en yacimientos de petróleo y gas.

Las imágenes del actual enfrentamiento entre Israel e Irán muestran que este último tiene la capacidad de infligir daños reales al Estado sionista, pero el verdadero peligro radica en una posible intervención directa de EE. UU. en defensa de su principal aliado regional. De ocurrir, el conflicto podría escalar a una dimensión global, especialmente considerando que Irán forma parte del grupo BRICS y, por tanto, mantiene acuerdos militares con Rusia y China.