A pesar de que otras economías emergentes como India y Brasil han mostrado señales de dinamismo, con crecimientos que rondan el seis por ciento, y economías desarrolladas como Estados Unidos, que mantiene proyecciones por encima del dos por ciento, México está al borde de una recesión técnica, provocada en gran medida por factores internos.
Durante el primer trimestre de 2025, el Producto Interno Bruto (PIB) del país cayó un 0.2 por ciento, después de haber experimentado un crecimiento nulo al final de 2024. Dos periodos consecutivos de contracción colocan a la economía mexicana en un escenario pesimista, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En suma, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé una contracción de 1.3 por ciento para este año y de 0.6 por ciento para 2026, mientras que el Fondo Monetario Internacional estimó una disminución de 0.3 por ciento para 2025.
En este contexto, expertos indican que las empresas pueden contribuir a preservar liquidez, rediseñar presupuestos, revisar inventarios, renegociar condiciones con proveedores y mantener controles sobre el flujo de efectivo.
Asimismo, señalan que las recesiones ofrecen un buen panorama para implementar cambios estructurales, pues las empresas que sobreviven a estas condiciones adversas son aquellas que ajustan sus productos, servicios y canales de venta.
Finalmente, enfatizan que es necesario cuidar a los equipos de trabajo, ya que retener al talento puede representar una ventaja cuando el entorno económico mejore.