La cacería humana ordenada por Donald Trump y llevada cabo el día seis de junio en Los Ángeles, California, ha puesto en primer plano el tema de la política inhumana contra los inmigrantes que ha practicado siempre el gobierno de ese país; ejemplos de este trato irracional de las autoridades gringas, sean republicanas o demócratas, son las violentas e injustas detenciones, la deportación y la separación de los niños de sus padres.
En otras ocasiones, esta política ya había tenido episodios semejantes al de estos días, pero bajo el gobierno de Donald Trump se ha llegado a una situación extrema y han salido a flote viejas contradicciones existentes en la sociedad estadounidense; entre los partidos políticos principales; y entre los gobiernos estatales y el federal, ejemplificadas a través de las declaraciones de funcionarios públicos del gobierno federal y del de California.
También existen contradicciones en el seno del pueblo estadounidense, desde donde se han levantado voces condenando la violencia ordenada por Trump; pero no sólo de personas de origen mexicano o latinoamericano radicadas en Estados Unidos o nacidas ahí, sino también de la mayoría de aquella sociedad, que expresa su repudio a esta política; los manifestantes rechazan las mentiras de Trump porque ellos han vivido con los migrantes, han trabajado junto a ellos y saben que no representan ningún peligro, que el verdadero peligro está en la política antiinmigrante, en las medidas económicas y en las guerras.
Hoy no sólo en California se está dando esta cacería; en todo el vecino del norte se persigue a los migrantes como resultado de la campaña oficial; ese trato inhumano es general en la superpotencia, así se explica que en varios estados de la Unión Americana también esté surgiendo la protesta y eso demuestra que no han podido engañar a todos con las campañas de odio contra los migrantes y la idea de que el combate contra ellos se justifica por motivos de seguridad nacional; y los miles de estadounidenses que lo ignoran, pronto lo sabrán, porque ése es el mejor efecto de las contradicciones, cuando afloran. Es muy importante que despierte la conciencia de los trabajadores estadounidenses; ése será el comienzo del fin del imperialismo.