La semana pasada ya preveíamos el descenso de Morena debido a las fracturas internas existentes entre las figuras destacadas de la “Cuarta Transformación” (4T); advertimos también que con el “retiro” político de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la mano de Claudia Sheinbaum no podría con la unidad y coordinación del partido oficial; y que, en adelante, la batalla por adueñarse del proyecto será lo “más importante”; lo reflejan así Ricardo Monreal Ávila y Gerardo Fernández Noroña, enfrascados en proselitismos anticipados frente a las elecciones de 2027 y 2030.
El domingo 1° de junio se realizaron elecciones municipales en Veracruz y Durango; también las elecciones del Poder Judicial (PJ) para elegir a los ministros y saber quién presidirá la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Los resultados generales se caracterizaron por la baja participación de votantes. En ambos estados se estimaron 400 mil votantes menos que en el proceso anterior; y sobre la elección del PJ, apenas se alcanzó una participación de casi 13 millones de una lista nominal nacional de más de 90 millones.
Morena y la 4T no pudieron mover a sus bases y ahora el partido oficial se halla estancado debido a intrigas entre Luisa María Alcalde y Andrés López Beltrán “Andy” (hijo de AMLO); por otro lado, los resultados no favorecieron a Morena en Durango y Veracruz; y ése es un fracaso que anticipa las fracturas en las elecciones internas futuras; pues el partido oficial perdió 48 municipios en ambas entidades.
La participación ciudadana en Veracruz descendió casi 10 por ciento, al pasar del 59.84 por ciento en 2021, a 49.98 por ciento en las elecciones de este 1° de junio; participaron dos millones 990 mil 301 ciudadanos de un padrón de seis millones 128 mil 64. Y en Durango, Morena perdió terreno porque el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ganaron 20 presidencias municipales, entre ellas Durango Capital y Lerdo, que son la primera y tercera ciudad más pobladas del estado. Morena ya no gobernará siete municipios: Canelas, Cuencamé, Mapimí, Nizas, Nuevo Ideal, San Dimas y Santa Clara, que ahora gobernarán el PAN y el PRI. Un dato interesante es que en Durango, Morena únicamente logró siete mil 745 votos, contra 103 mil 286 de Movimiento Ciudadano (MC) que sorprendió en este proceso tanto en Durango como en Veracruz.
En la elección del PJ, se eligieron dos mil 681 “impartidores de justicia”; pero no debemos ser especialistas para notar que el 13 por ciento de participación ciudadana, unos 13 millones de votos, reflejan la más baja participación electoral directa de los últimos 30 años, prácticamente desde 1994. En las urnas solamente participó uno de cada 10 mexicanos: ¿Indiferencia ciudadana?, ¿desencanto hacia Morena?, ¿inconformidad social y un voto de castigo? Quizá la suma de todos estos factores sea la respuesta.
Los propagandistas de Morena difunden un falso triunfo ante el pueblo mexicano y plantean el éxito y avances hacia la democracia del país; pero en los pasillos de Palacio Nacional y de Bucareli se habla de que ya buscan a los responsables de tal desmovilización ciudadana, porque ellos esperaban una votación de al menos 20 millones de mexicanos.
El discurso “triunfalista” de Morena sobre las tres elecciones del domingo no resulta convincente. Existen fracturas al interior del partido gobernante; se reflejan en ineficiencia política, porque están perdiendo su unidad y organización estructural; el escaso porcentaje de participación en la elección judicial y la pérdida de municipios en Veracruz y Durango muestran que la Presidenta y la cúpula morenista pierden su capacidad para manipular, engañar o comprar el voto de la gente; la dirección de Morena busca más poder, pero se está dividiendo: así se perfila hacia las elección de 2027 y 2030. Sin embargo, quien más pierde, y pagará los platos rotos, es el pueblo mexicano, porque ahora Morena acumulará más poder con el Judicial y lo utilizará para conservar la estructura de todo el Estado sin hallar a su paso oposición alguna.
Más allá del discurso demagógico y triunfalista de Morena, vemos inconformidad en su interior por los resultados electorales; y quien tampoco está conforme sobre cómo se gobierna actualmente al país es el pueblo de México, que tendrá la tarea de reflexionar en torno a estas últimas elecciones y decidirse de una vez a organizarse para quitar del poder a un partido que no representa la voz del pueblo. Sólo así cambiará el estado de cosas. Por el momento, amigo lector, es todo.