A la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se le están complicando las labores administrativas y políticas porque no ha logrado mantener la unidad que su “líder moral”, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), le heredó al interior de Morena y porque, según algunos analistas, en Palacio Nacional, AMLO tiene aún bajo su control el poder centralizado y autoritario de Morena. Tal situación de fractura también se propicia por la presencia de 40 por ciento de legisladores de diversos partidos que forman en el frente oficialista, pero que ahora se muestran inconformes con la gestión de Morena y por la existencia de 100 casos de presunta corrupción y opacidad cometidos durante el sexenio anterior por funcionarios morenistas.
Hoy, el partido guinda está sumergido en una crisis interna por las peleas entre sus principales figuras políticas, en quienes se refleja el deseo de agruparse como “tribus” con las características del desaparecido Partido de la Revolución Democrática (PRD). En los “caminos del sur” se rumora, inclusive, que la propia mandataria nacional está muy interesada en el nacimiento de un nuevo partido dirigido por personajes cercanos a ella que le garantizarían un mandato seguro o estable hasta 2030 si Morena no logra mantenerse unido y retener a la mayoría legislativa en el Congreso de la Unión en 2027.
Es decir, en Morena todavía pesa la palabra de AMLO quien, durante su administración y antes de retirarse, trabajó para colocar a sus afines en la Cámara de Diputados, el Senado, los gobiernos estatales y cientos de presidencias municipales. En el gabinete presidencial, además de Sheinbaum Pardo, existen varios secretarios de despacho que le deben el puesto. Versiones fidedignas aseguran que a AMLO le bastaría levantar la voz para que se cuadren; y que el eco no sería menor al percibido en la cúpula de Morena.
Uno de los conflictos que evidencian la crisis de Morena fue protagonizado por los coordinadores de las bancadas morenistas en las cámaras de Diputados y de Senadores, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, al finalizar 2024. El tabasqueño lanzó un “dardo venenoso” a la administración de Monreal por supuestas irregularidades correspondientes a 150 millones de pesos (mdp) en contratos del Senado; y para calmar los ánimos, debió intervenir la titular de la Secretaría de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, por órdenes de Sheinbaum para que no escalara el conflicto y generara dificultades en el ámbito nacional.
Morena conserva el poder político del país desde Palacio Nacional, el Congreso de la Unión y los gobiernos de 24 estados; dispone de mayoría en 20 congresos locales y en siete con alianzas; gobierna 514 de los dos mil 470 municipios existentes. Todo esto fue conquista de AMLO, quien hoy supuestamente está “fuera de la cancha política”, mientras los morenistas hacen y deshacen con el dinero de las arcas estatales, municipales y las cámaras de diputados y senadores; y se olvidan completamente de sus votantes.
El movimiento fundado por AMLO profundizará la división y confrontación entre los personajes principales del Gobierno Federal, en el Senado, la Cámara de diputados y los gobiernos estatales; y cada uno se alineará con la facción morenista que más dividendos le ofrezca. Hoy, la batalla por adueñarse del proyecto morenista será lo más importante, como se advierte en la actitud del diputado Ricardo Monreal y el senador Gerardo Fernández Noroña, que ya realizan acciones proselitistas ante las elecciones de 2030.
La campaña de afiliación partidista impulsada por Andrés López Beltrán, Andy, ha generado inconformidad. En Veracruz, más de un militante morenista se opuso al ingreso del expanista Miguel Ángel Yunes a sus filas; y el actual gobernador de Oaxaca, Salomón Jara, estuvo de acuerdo con la afiliación del expriista Alejandro Murat.
A dos años de las elecciones legislativas de 2027, Morena acumula conflictos internos, el divisionismo se profundiza y las “tribus” morenistas se parecen cada vez más a las del extinto PRD. La ambición de poder y la soberbia política del morenismo serán su perdición. Morena es un partido rebosante de intereses particulares de los grupos comandados por Claudia Sheinbaum Pardo, Gerardo Fernández Noroña, Andy López Beltrán y otros buitres guindas. Morena está muy lejos de representar a México y a su pueblo. Por el momento, amigo lector, es todo.