Mientras las exportaciones legales de ganado mexicano sufre una caída histórica del 52.3 por ciento durante el primer trimestre de 2025, el contrabando de reses crece como un negocio paralelo, esto en medio de una crisis sanitaria, económica y de seguridad que amenaza al sector ganadero.

De acuerdo con las cifras del Banco de México, las ventas de ganado al extranjero sumaron apenas 162.8 millones de dólares, entre enero y marzo de 2025; un total de 178.2 millones de dólares menos que el mismo periodo de 2024, cuando se reportaron 341 millones. La caída se traduce en pérdidas de 11.4 millones de dólares al día, según cálculos del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), y podría agravarse si persiste el cierre de la frontera con Estados Unidos por la plaga del gusano barrenador.

Por el contrario, el mercado ilegal se está expandiendo. Según la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), el tráfico de ganado por la frontera sur alcanza un valor estimado de 360 millones de pesos anuales, es decir, unos 18 millones de dólares, a consecuencia de la debilidad, corrupción y falta de presupuesto en los mecanismos de control.

Por su parte, la Secretaría de Agricultura asegura que cada año ingresan de manera irregular más de 800 mil cabezas de ganado.

Además del contrabando de reses, se ha identificado un mercado paralelo de aretes de identificación SINIIGA. Mientras los oficiales cuestan entre 40 y 50 pesos, los del mercado negro se venden hasta en 700, lo que evidencia una red de complicidades entre autoridades, asociaciones ganaderas y crimen organizado, señala Álvaro López Ríos, dirigente de la UNTA.

Ante este panorama, el dirigente urgió la intervención de la Fiscalía General de la República para desmantelar la red ilegal y llamó al Gobierno Federal a reactivar la Planta Productora de Moscas Estériles en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, cerrada desde 2013, como parte de un plan necesario para contener la plaga y reabrir la frontera con Estados Unidos.