Nissan Motor Co. contempla el cierre de siete fábricas antes de que concluya el año fiscal 2027, como parte de su plan de reestructuración, con esta medida, la empresa recorta su capacidad de producción anual, que pasará de 3.5 millones a 2.5 millones de unidades.

Asimismo, anunció que dará de baja 20 mil puestos de trabajo; nueve mil ya se dieron a conocer en noviembre, pasado. Con esta decisión, busca reducir costos por 500 mil millones de yenes, lo que equivale a 65 mil millones de pesos. Este ajuste obedece a una pérdida neta de 670.9 mil millones de yenes o bien 87 mil 217 millones de pesos mexicanos, correspondiente al año fiscal que concluyó en marzo. Se trata de la mayor pérdida desde que Renault rescató a Nissan hace 25 años.

Nissan también enfrenta presiones adicionales por los aranceles que Estados Unidos impone a las importaciones de automóviles y autopartes. El impacto estimado asciende a 450 mil millones de yenes, lo que equivale a 58 mil 500 millones de pesos mexicanos.

Dichos aranceles afectan 300 mil unidades exportadas desde México y 120 mil desde Japón. Estas cifras representan cerca del 45 por ciento de las ventas de Nissan en el mercado estadounidense. Para el primer trimestre, la empresa prevé pérdidas operativas por 200 mil millones de yenes, 26 mil millones de pesos mexicanos, lo que agrava su situación financiera.

Renault, que posee el 36 por ciento de Nissan, también sufre las consecuencias. La empresa francesa proyecta una afectación de dos mil 200 millones de euros en sus ingresos netos del primer trimestre, como resultado de la crisis en su socia japonesa.

A pesar de estos desafíos, las acciones de Nissan subieron un 3 por ciento el martes pasado, aunque acumulan una caída del 26 por ciento en lo que va del año; por lo que apuesta a reforzar su alianza con Renault en Europa, India y Latinoamérica. También plantea nuevas colaboraciones con Mitsubishi y Honda en áreas como vehículos eléctricos y camionetas pickup, en un intento por revertir el deterioro de su desempeño global.