Además de pérdidas millonarias, el contrabando de petróleo crudo desde México hacia Estados Unidos (EE. UU.) por parte de diversos cárteles debilita la infraestructura de la Petróleos Mexicanos (Pemex), agota los recursos operativos y reduce los ingresos; además refuerzan acciones negativas como las perforaciones clandestinas, los sobornos y las amenazas.
Al respecto, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro estadounidense señaló que estas acciones agravaron el deterioro financiero de la empresa estatal y complicaron los esfuerzos por modernizar el sector energético nacional.
Agregó que los grupos criminales no sólo interceptaron el petróleo en ductos o refinerías, también involucraron a empleados corruptos de Pemex y a empresas fachada que facilitaron el transporte hacia la frontera. Una vez en Estados Unidos, los operadores ocultaron el origen del crudo y lo vendieron a bajo precio en mercados internacionales, lo que favoreció el lavado de dinero y la expansión de estas organizaciones.
Finalmente, destacó que las pérdidas económicas impactaron directamente al presupuesto público, al limitar la inversión en infraestructura energética y frenar proyectos estratégicos; mientras tanto, el gobierno de Estados Unidos emitió sanciones contra más de 30 individuos y empresas, al considerar que estas redes representan una amenaza para la seguridad nacional.