En abril, pero de 1871, se llevó a cabo el acontecimiento conocido como la Comuna de París. Se trató de la toma del control de la vida pública en manos de la clase económica desposeída de toda propiedad o de pertenencias en ruinas. Durante 72 días que duró el gobierno popular, artesanos, obreros, mujeres trabajadoras, pequeños comerciantes, profesionistas y artistas, participaron en la defensa y edificación de la ciudad de París. No es mi intención ahora hacer un recuento de hechos, quiero llamar la atención en torno a la lección central que nos legó la Comuna: la disputa por la conducción del ordenamiento político.

Cuando hablamos del Estado, ¿qué características debemos considerar como esenciales? El Dr. Jaime Osorio nos ha recordado que el Estado es más que dominio de clase, pero esencialmente es dominio de clase; es más que una condensación de relaciones de poder, pero fundamentalmente es la condensación principal de las relaciones de poder. La primera relación que hay que considerar es su función de instrumento transmisible de poder a favor de una clase determinada históricamente. El Estado no es la única zona de poder, pero es un tipo particular de poder, aquel que está destinado a la producción y reproducción de explotación y dominio. A este tipo de poder se le llama político, el que se constituye a partir de las relaciones que se establecen entre clases sociales, en tanto capacidad de algunas para llevar adelante sus proyectos e intereses, en desmedro de los intereses de otras clases.

Si en la sociedad existen distintas relaciones de poder en general, el Estado es el núcleo en donde se concentra la relación entre las distintas clases para su reproducción. Es decir, el Estado se construye y se perfecciona a partir del carácter relacional que adquieren y desarrollan con el tiempo las distintas clases ubicadas en el momento histórico al que nos refiramos.

Lo hasta aquí descrito intenta establecer el aspecto esencial del fenómeno Estado, es decir, la parte principal de todo el contenido que constituye el aparato estatal. De ahí que en la práctica podamos apreciar al Estado en sus múltiples determinaciones: instituciones, sociedad civil, gobierno, etc. Asimismo, es importante no perder de vista en este planteamiento a la categoría “clase social” como elemento de análisis central. No sólo está relacionada, como anotamos arriba, con la noción de Estado o poder político, sino que, gracias a la categoría de clase social se puede vincular el proceso político con el económico.

Ahora bien, una vez atendido al concepto de Estado, nos resultará más sencillo observar el concepto de poder político entendido como la capacidad de influir y tomar decisiones sobre los asuntos que afectan la vida en sociedad. Nuevamente, influencias e intereses en torno a una clase, relegando los intereses y proyectos de otras clases.

La gran valía de la Comuna de París fue contar con la fuerza necesaria para modificar la correlación a favor de los dominados. La Comuna de París fue la forma política descubierta para la emancipación política y económica de la clase obrera. La Comuna fue la forma de Estado o el Estado que surgió como consecuencia de la revolución proletaria.

Concebir la toma del poder político por los sectores agraviados es un gesto de reconocimiento, de anhelo legítimo como lo podría tener cualquier miembro de cualquier clase, para conquistar su propio bienestar y la de sus iguales. No es una práctica inalcanzable apta únicamente para los grandes administradores de los asuntos públicos. Es un escenario de disputa de clase con múltiples victorias y derrotas en el camino cuya disposición final correrá a cargo del bloque que haya interiorizado su papel como clase social con disposición a la acción inserta en el curso del momento histórico.