En un futuro próximo, la IA podría afectar al 40 por ciento de los puestos de trabajo en todo el mundo y los más damnificados serían los países en desarrollo, advirtió la Organización de Naciones Unidas (ONU).
“El uso de la inteligencia artificial tiene el potencial de acelerar el progreso hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero si se distribuye de forma desigual y no se guía por la supervisión ética y la transparencia, su difusión puede exacerbar las desigualdades existentes”, afirmó el organismo en su Conferencia sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Durante su reunión anual, celebrada la semana pasada, la secretaria general de la UNCTAD, Rebeca Grynspan afirmó que, en un escenario ideal, la IA podría impulsar la agricultura y las redes energéticas inteligentes, optimizar la producción y las cadenas de suministro, y mejorar la planificación hídrica y urbana, impulsar la productividad y mejora los medios de subsistencia.
Para ello, acotó, sería necesario implementar políticas y competencias adecuadas para su uso. Sin embargo, este no parece ser el escenario actual, pues la IA evoluciona mucho más rápido de lo que los gobiernos pueden responder, y sin una supervisión adecuada y un acceso equitativo, se corre el riesgo de agravar las divisiones mundiales, advirtió Grynspan.
La utilización de la IA ha encendido las alarmas de diversos organismos internacionales, incluida la ONU, pues su utilización por la industria se ha incrementado exponencialmente. En 2023, la IA representaba solo el 7 por ciento del mercado mundial de tecnología punta, pero se espera que para el 2033, alcance el 29 por ciento, según lo proyectado por el Informe sobre Tecnología e Innovación: Inclusive artificial intelligence for development, realizado por la UNCTAD
Aunado a ello, se espera que para 2033, esta tecnología alcance los 4.8 billones de dólares en el mercado, lo que supone un incremento de 25 veces su tamaño en solo 10 años.
Lo más preocupante, a decir de la ONU, es que el desarrollo de la IA se ha dado de manera desigual en todo el mundo, pues solo dos países, Estados Unidos y China, concentran alrededor del 33 por ciento de las publicaciones y el 60 por ciento de las patentes; y sólo 100 empresas financiaron el 40 por ciento de la investigación, y ninguna de ellas tiene sede en países en desarrollo.
“La gobernanza de esta sigue estando fragmentada y dirigida por un puñado de países. Los habitantes de los países en desarrollo se verán afectados por la IA, pero apenas tienen voz en la configuración de su futuro”, concluyó.