Al cierre del pasado mes de marzo, la inflación en México se aceleró por segundo mes consecutivo, pues mostró una variación mensual de 0.31 por ciento y de 3.80 por ciento anual, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El dato inflacionario de marzo representó una aceleración con respecto al 3.77 por ciento reportado en febrero, y estuvo dentro de las previsiones del mercado y del rango objetivo del Banco de México (Banxico).
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Al interior del índice de precios, la inflación subyacente, que excluye los precios de los bienes y servicios más volátiles de la economía como agropecuarios y energéticos, desaceleró ligeramente a 3.64 por ciento, impulsada por una variación de 2.98 por ciento en mercancías y un encarecimiento de 4.35 por ciento anual en los servicios.
En tanto, la inflación no subyacente se ubicó en un nivel de 4.16 por ciento anual, con un incremento de 4.87 por ciento en el precio de productos agropecuarios y una variación de 2.94 por ciento en el costo de energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno.
Así, los productos con mayor incidencia en la inflación mensual fueron: el limón, que incrementó su costo al consumidor en 20.55 por ciento; el tomate verde, con un aumento de 17.5 por ciento; el aguacate con 7.16 por ciento, y el precio de la carne de res con un alza de 2.29 por ciento.
En contraste, el precio de la gasolina registró un descenso de 1.63 por ciento; la cebolla de 13.44 por ciento, el chayote con 18.96 por ciento, y los nopales con 11.74 por ciento.
En torno al aumento de precios, Alberto Ramos, economista en jefe para América Latina de Goldman Sachs explicó que “las cifras recientes de inflación respaldan la continuación del ciclo de normalización de política monetaria, pero también muestran que la batalla para impulsar la inflación hacia la meta está lejos de terminar”.