La escasez de nuevas obras públicas provocó que la industria de la construcción en México experimentara cifras negativas, toda vez que el valor de producción de las empresas de dicho sector cayó 4.2 por ciento en enero y 19.2 por ciento a tasa anual, según reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras (ENEC) del Inegi, la mayor caída en el sector se reportó en proyectos de transporte y urbanización, con 50.1 por ciento anual; le siguieron los desarrollos de petroquímica y petróleo, con 37.6 por ciento, y las infraestructuras de agua, riego y saneamiento, con 18.3 por ciento anual.

Por otra parte, el valor de producción de obras asignadas a contratistas del sector público cayó 50 por ciento anual, su peor nivel desde que inició el registro en 2006, lo que se traduce en una menor inversión y gasto gubernamental en obras públicas.

En contraste, los desarrollos del sector privado avanzaron 5.6 por ciento, con una participación del 70.4 por ciento en el total de obras del país, cuyo nivel ha sido el mejor desde 2018.

En torno a la distribución de nuevas construcciones, Quintana Roo, Tabasco y Campeche experimentaron un declive de 81.4, 67.7 y 53.3 por ciento, respectivamente, mientras que las entidades que reportaron avances fueron Nayarit con 56.3 por ciento y Ciudad de México con 49.7 por ciento.

Al respecto, Mario Correa, economista independiente, comentó que el deterioro en materia de negocios del país es consecuencia de diversas medidas políticas como: la eliminación de instituciones y la reforma al Poder Judicial, las cuales influyeron en el comportamiento negativo del sector.

Asimismo, explicó que otro factor incidente en esta industria fue la incertidumbre generada por las políticas públicas del presidente estadounidense Donald Trump, especialmente la imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas.

Finalmente, Jorge Peña, catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que “la construcción es un sector muy sensible a las perspectivas de mediano y largo plazo de la economía, y dado que se han deteriorado seriamente, el sector se está también ajustando a un entorno que se anticipa más adverso”.