La moda rápida o fast fashion se caracteriza por la producción masiva y acelerada de ropa que sigue las tendencias del momento. Esta industria genera el 10 por ciento de las emisiones globales de CO2, equivalente a la cantidad total producida por la Unión Europea, según Greenpeace.
En México, la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) informó que el 73 por ciento de la ropa fabricada cada año se incinera o termina en vertederos. Además, se estima que la industria consume 98 millones de toneladas de recursos no renovables y cerca de 93 mil millones de metros cúbicos de agua en sus procesos de producción.
Mireille Acquar, especialista en sostenibilidad y negocios de la moda en México, destacó la falta de datos oficiales sobre el impacto de esta problemática en el país, lo que refleja una carencia de atención y regulación, especialmente en relación con normas como la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección Ambiental (LGEEPA).
Señaló también que el impacto ecológico del fast fashion ha aumentado debido al auge de aplicaciones que importan ropa barata desde Asia, fabricada con materiales como poliéster, nylon y algodón de baja calidad.
Por su parte, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reportó que en México se desechan aproximadamente 370 mil toneladas de residuos textiles al año, de los cuales sólo el 1 por ciento se recicla.
Ante esta situación, la máxima casa de estudios recomendó fomentar un consumo responsable, promover el reciclaje textil y apoyar bazares que den una segunda vida a las prendas.