El próximo canciller alemán, Friedrich Merz, enfrentará varios retos durante su gestión, porque a pesar de ganar las elecciones del 23 de febrero con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y su partido hermano bávaro, la Unión Social Cristiana (CSU), con un 28.6 por ciento de los votos, no alcanzó la mayoría absoluta; informó la Comisión Electoral.

Según los medios alemanes, Merz deberá negociar una coalición con otros grupos políticos, entre ellos el Partido Socialdemócrata (SPD) el cual obtuvo una participación del 16.4 por ciento.

Cabe destacar que el CDU/CSU, bajo el liderazgo de Merz, rechazó una posible alianza con la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), el segundo partido más votado con un 20.8 por ciento, debido a sus ideas consideradas extremistas, como el nacionalismo euroescéptico (posición política que critica a la Unión Europea o se opone a su integración) y el etnonacionalismo (establece que las naciones se definen por una herencia compartida).

Además de formar una coalición, Merz reconoció que tendrá que reactivar una economía en recesión, afectada por el retroceso de sectores clave como la automoción. Para ello, ha prometido una “terapia de choque” económica que incluye reducción de impuestos y burocracia, además de reformas constitucionales para aumentar el techo de endeudamiento y permitir inversiones masivas.

En el ámbito internacional, dijo que deberá manejar la incertidumbre de los aranceles impuestos por Estados Unidos, que podrían afectar las exportaciones alemanas a su principal socio comercial.

En 2024, Alemania exportó a Estados Unidos bienes por valor de 161.4 mil millones de euros, un aumento del 2.2 por ciento respecto al año anterior.

Por último, Merz también prometió endurecer las políticas de migración, citando preocupaciones de seguridad, como el ataque en Aschaffenburg por un hombre afgano, que dejó dos víctimas mortales. Sus propuestas incluyen un mayor control fronterizo, un aumento de deportaciones y una reestructuración del sistema europeo de asilo.