Los daños provocados por el huracán Otis pudieron haber sido menores si la distancia promedio de los manglares respecto a las comunidades no hubiera aumentado debido a la deforestación, asegura el investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Bernardo Bastien, quien elaboró un estudio en coordinación con el Instituto de Oceanografía Scripps de la Universidad de California.

Para obtener estos resultados, combinó datos de los daños causados por Otis, incluyendo la ubicación de viviendas, daños a la infraestructura y vegetación, y la distancia a los manglares, la información fue procesada utilizando Inteligencia Artificial, verificadores de datos y modelos estadísticos, manifestó.

Asimismo, destacó que los análisis mostraron que la deforestación ha alejado los manglares un promedio de 300 metros de las viviendas desde 1980, lo que incrementó la vulnerabilidad de las comunidades. Por cada kilómetro adicional de distancia a los manglares, los daños a la vegetación aumentan en un 0.4 por ciento y a la infraestructura en un 2 por ciento.

El estudio planteó una hipótesis en la que consideró un huracán como Otis, tomando en cuenta las condiciones de los manglares en 1980, cuando había 16 mil 346 hectáreas en el estado de Guerrero (cifra que disminuyó drásticamente a favor del turismo, dejando sólo mil 730 hectáreas en 2020). Como resultado obtuvo que, en promedio, Otis pudo haber destruido 30 viviendas menos, 164 hectáreas de vegetación natural se habrían salvado y 85 hectáreas de infraestructura habrían quedado intactas.

Ante estos resultados, el investigador de la UNAM destacó la necesidad de recuperar los manglares en beneficio de las comunidades costeras del estado de Guerrero y exhortó a la participación activa del gobierno.