Es una obra construida a modo de diario en la que el gran escritor alemán del Siglo XX (Danzig, 1927) dijo adiós a la vida con reflexiones en prosa, verso y dibujos que pergeñó un año antes de fallecer en 2015 (Lubeck). Para los críticos, es un “estridente libro cómico”, un “regalo de despedida” y el “lúcido testimonio de un hombre que enfrenta a la muerte sin temor y sin ningún asomo de melancolía”. 

De la finitud reúne un centenar de textos y 60 apuntes a lápiz en los que Grass propuso una versión gráfica de sus dichos e ideas, aunque éstas también fueran expuestas con claridad en los títulos de los poemas en prosa o verso, como lo evidencian estos ejemplos: Soliloquio con largo aliento, Me faltan fuerzas, Sobre la vida interior, Adiós a los dientes, Adiós a la carne, Perdí el olfato y el gusto…

En el apunte Mis propios ruidos hay una de las mejores muestras del contenido y escritura sencilla y perspicaz de De la finitud: “¿Qué farfullo entre dientes? ¿Con quién hablo? ¿Quién aconseja o disuade? Pasos entre pupitre. Lo empezado quiere seguir inacabado. Lo acabado sólo lo parece. Intentos de quedarme mudo.

“¿Quién tose, escupe lo que los bronquios dan de sí? A veces flota un ángel a través de la rendija de la puerta; es amable, cortés, susurra, quiere endosarme seguros, contra todo y contra nada.

“Ahora alguien –¿quién?– ordena silencio. Sólo los ruidos propios. Ahora cae algo duro de la mesa: esta vez las tijeras; ayer era mi goma que, tras el impacto, dio tres saltos ¿Mañana?

“Un libro, estrechamente insertado entre libros de lomo ancho, me tienta con versos en los que susurra el follaje del otoño. Y antes vino una visita, pero no dejó huella alguna. Lo que cosquillea mi oreja izquierda son las últimas moscas de la ventana. ¿O soy yo quien no para? 

“Enumerar una y otra vez lo que se perdió en el camino. Pinchar planos en las paredes, denuncias de pérdidas, anotar ganancias, manchar papel ávido de tinta, estrujarlo. Mientras mi respiración crepita, recaliento la pelea de aquel entonces, pero sin saber de qué se trataba en principio.

“Ahora quiero testimoniar mi presencia carraspeando. Ahora se acerca alguien, sin aproximarse. Ahora tarareo la melodía de una canción de moda, en la que de la lluvia las gotas riman con gotas. Ahora ese pitido corresponde al capricho de mi audífono. Ahora hay crujidos bajo el techo. No soy yo. Es la marta que ahí vive”.

Günter Grass escribió 12 novelas, entre las que destacan El tambor de hojalata (1959), El gato y el ratón (1961) y Años de perro (1963); siete poemarios, cinco obras de teatro y seis de ensayo.