Esta antología reúne poco más de 70 textos breves, la mayoría apenas rebasan una página o un par de líneas porque informan genéricamente de actos de espionaje, oficio del que al parecer fue profesional el compilador junto con su hermano Hugh Green. El libro reproduce palabras y hechos de presuntos espías que también fueron famosos como escritores, como fue el caso de los británicos Christopher Marlowe, quien usó el seudónimo William Shakespeare, Rudyard Kipling (Libro de la selva), Lawrence de Arabia, Ian Fleming, Robert Baden-Powell, William le Queeux; el alemán Thomas Mann (La montaña mágica) y el ruso Vladimir Petrof. Los textos hacen referencia a sucesos del último tercio del Siglo XIX y de la Primera y la Segunda Guerra Mundial del Siglo XX,
Lo más singular de la antología se halla en la descripción que otro gran escritor europeo, el francés Honoré de Balzac (La comedia humana), hace de la profesión de un espía cuando compara sus tareas y estado emocional con las de un ladrón porque, según él, un “hombre que abraza este oficio debe estar preparado para hervir lentamente de cólera, a consumirse de impaciencia, a permanecer erguido en el fango mientras se le hielan los pies, a congelarse y abrasarse y a sentirse defraudado por falsas esperanzas. Debe estar preparado, apenas reciba una nueva indicación, a trabajar en procura de una meta desconocida. Debe sobrellevar la desilusión de fracasar en su empeño; debe estar preparado para correr, permanecer inmóvil, quedarse durante horas observando una ventana, para inventar mil modos de acción… La única excitación que puede compararse con ésta es la que siente un jugador”.
El resto de los textos reproducidos invocan otras prácticas muy comunes en el espionaje, entre ellas el intercambio de miradas, gestos, señales con manos, brazos, pies y movimientos corporales; número de pasos o volutas de cigarrillo; parados frente a edificios, calles y parques; ventanas iluminadas, abiertas y semiabiertas; uso de libros, diarios y prendas de vestir (sacos, sombreros, corbatas, pañuelos, alfileres, anillos); poses en juegos de cartas, comidas, bebidas, etcétera. “La excitante vida del espía debería ser estimulante para quien está cansado de la vida… Apenas tenéis el alma de un piojo, pero ahí están las raíces del pecado”, decían dos de los espías más famosos de la eximperial Gran Bretaña.
Graham Green (Inglaterra, 1904-1991) fue periodista, autor de 40 libros de ensayo, cuentos y novelas (entre ellas El factor humano, Nuestro hombre en La Habana, El americano impasible (Vietnam), Caminos sin ley y El poder y la gloria). En su juventud militó en el Partido Comunista de su país, simpatizó con la Revolución Cubana y fue amigo del comandante Fidel Castro Ruz.