Como todos los años, nuestros deseos para el que comienza son optimistas; esperamos que en 2025 el pueblo mexicano tome plena conciencia de la necesidad de un cambio en la realidad económica y política de México y el mundo, reflexionando sobre las causas de los graves problemas actuales y cómo hay que atacarlas para construir una mejor sociedad, con mayor calidad de vida para la mayoría de la población. Deseamos que los trabajadores se sacudan la inercia y rechacen todo intento de manipulación con la que desde hace décadas pretenden engañarlos con falsas promesas de “cambio” y “transformación” a través de la rotación del partido en el poder.
En este primer cuarto del Siglo XXI, los mexicanos hemos vivido un periodo de estancamiento; un país con una trayectoria de progreso y grandes revoluciones sociales hoy vive un retroceso institucional, con el debilitamiento de las grandes conquistas populares, donde el autoritarismo mantiene bajo asedio la división de poderes y eliminó a los organismos autónomos mientras el neoliberalismo, la pobreza, la violencia, la inseguridad y la demagogia campean por sus fueros. Han sido 24 terribles años en que los partidos gobernantes no sólo han demostrado ser idénticos, sino que no representan la alternativa para construir un mejor país. Y no se puede esperar ninguna rectificación del Gobierno Federal recién iniciado, pues la nueva titular del Poder Ejecutivo ha declarado que ahora construirá el “segundo piso”, es decir, continuará el desastre causado por su antecesor.
En nuestro recuento anual de las noticias más relevantes del año destaca el cambio de gobierno o, mejor dicho, la entrega del encargo entre morenistas, que ahora controlan los tres Poderes de la Unión y decidirán los destinos de México los próximos seis años sin preocuparse por rendir cuentas a nadie; así de peligroso es el abuso que ya se perfila harán del “bono democrático” otorgado por los votantes y que calculan (erróneamente, por cierto) que les alcanzará para conducirse con total impunidad, entre otros renglones, en el presupuestario, continuando la politica de recortes a renglones como salud, cultura y educación para privilegiar su política clientelar y de elefantes blancos. Nada distinto a los gobiernos anteriores. No podemos sino desear que una forma de gobernar tan dañina y antipopular no acarree los desastrosos efectos que es posible calcular y que, de ser así, éstos no pasen desapercibidos para los gobernados.
En el terreno internacional, las condiciones tampoco fueron muy favorables a los pueblos de la Tierra. Aunque la posibilidad de un mundo multipolar, que se oponga al viejo sueño hegemónico de las superpotencias, avanza con la ampliación de los BRICS, las provocaciones y las guerras imperialistas siguieron cobrando víctimas inocentes hasta amenazar a la humanidad entera y a la vida en el planeta. Por de pronto, Estados Unidos ya declaró la guerra comercial contra China y amenazó con sanciones a toda nación que no se someta a sus designios.
A pesar del saldo negativo del año que termina, en buzos hemos elegido conservar la esperanza en un cambio positivo de la realidad; confiamos en que tarde o temprano los trabajadores mexicanos, en lugar de esperar que los gobiernos cumplan todas las promesas que han roto, les retiren el voto y la confianza, tomando en sus manos la tarea de gobernar a favor de sus propios intereses. Como no basta con que unos cuantos tomen conciencia de esta necesidad de cambiar el rumbo del país, nos comprometemos a contribuir con esta tarea haciendo cada día mejor nuestro trabajo desde la trinchera periodística para transmitir el conocimiento de la realidad, dando a conocer el fondo de las noticias.