Tras la salida de Siria del ex presidente Bashar al Assad, medios y analistas internacionales han especulado sobre la posible traición de Irán y Rusia, viejos aliados de Siria, que ahora no le ayudaron a tratar de retener el gobierno y contrarrestar a las fuerzas yihadistas que se hicieron con el poder el pasado ocho de diciembre.
Sin embargo, para analistas no prooccidentales, esta postura está equivocada pues el propio Moscú le ofreció refugio político a Al Assad y a su familia, luego de que éste entregar el poder y saliera de su país.
Para el analista y periodista ruso Victor Ternovsky, ni Rusia ni Irán dejaron a su suerte a Bashar al Assad. “Lo que pasa es lo contrario, justamente fueron estas dos naciones las que garantizaron la supervivencia del legítimo gobierno sirio durante más de una década (…). A juzgar por las posiciones tanto de Moscú como también de Teherán, la decisión de ceder el poder a la oposición fue tomada por la propia dirigencia siria”.
En un comunicado emitido por la Cancillería rusa, se asegura que fue el propio Al Assad el que tomó la decisión de entregar el poder, mismo que ahora ostenta el grupo fundamentalista Hayat Tahrir al Sham (Organización para la Liberación del Levante, HTS), encabezado por Abu Mohammed al Jawlani.
“Como resultado de las negociaciones entre Bashar Al Assad y varios participantes en el conflicto armado en el territorio de Siria, él decidió abandonar el cargo presidencial y se marchó del país habiendo dispuesto realizar la transición del poder por vía pacífica. Rusia no participó en estas negociaciones”, se lee en el comunicado emitido el ocho de diciembre.
Hay que recordar que ese mismo día, grupos terroristas de Siria anunciaron la caída del gobierno de Bashar al Assad, tomaron la capital siria, Damasco, y liberaron a todos los presos de la cárcel de Saydnaya.