En México, la política impositiva hace que los trabajadores paguen más impuestos que sus patrones; es decir, los pobres pagan más que los ricos. Ésta es una política regresiva, porque paga menos el que gana más.

AMLO, principal promotor de múltiples reformas constitucionales, cumplió su promesa de no crear más impuestos ni incrementar los existentes; y durante su gobierno se negó a impulsar la reforma fiscal que algunas voces sugirieron ante la creciente disparidad entre los ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación. Esta reforma fiscal hubiera implicado forzosamente elevar los impuestos al sector social de mayores ingresos, es decir, enfilar hacia una política impositiva progresiva; pero es claro que la “Cuarta Transformación” (4T) no quiso afectar los intereses de los grandes empresarios.

Los capitalistas estuvieron tranquilos, felices con la política de la 4T que a ellos no les tocaba un pelo; pero la mayoría de la población mexicana, las clases trabajadoras, sufrieron las consecuencias en importantes aspectos de su vida. La clase patronal, tranquila; los trabajadores, desesperados ante el empeoramiento de su situación.

Cobrar impuestos en forma progresiva tendría ventajas para la mayoría de los estratos de bajos ingresos, que serían tratados menos injustamente, y para el gobierno del país, que obtendría recursos para la realización de obras y programas aplicando impuestos a los estratos que perciben y acumulan riquezas grandiosas. Ésa sería una política y un funcionamiento social más equitativo.

Especialistas en política económica y fiscal opinan que, si el gobierno se propone erradicar los efectos de la vieja política impositiva, es decir, aplicar más impuestos a quienes obtienen mayores ingresos y han acumulado cuantiosas fortunas, es necesario aplicar una política impositiva progresiva.

Una parte muy importante de los ingresos del Estado provendrían de aplicar impuestos a personas físicas y morales en forma proporcional a sus ingresos, es decir, en forma progresiva; de este modo, la clase de los multimillonarios y los negocios más lucrativos del país aportarían más al fisco y la situación regresiva existente se invertiría: los pobres no tendrían que pagar más ni sostener la política recaudatoria del Gobierno Federal.

De las consecuencias de la política fiscal regresiva en el sexenio de AMLO hablan especialistas consultados por este semanario.