En la Cumbre de Líderes del G20, celebrada en Brasil, se discutió el impacto de las nuevas tecnologías en el trabajo formal. Aunque las principales economías del mundo reconocen el poder de la digitalización, también expresan preocupaciones sobre sus efectos negativos.

Según la nota técnica del Grupo de Trabajo de Empleo, la tecnología representa un “arma de doble filo” para el empleo, ya que puede tanto empoderar como perjudicar a los trabajadores, dependiendo de cómo se implemente.

La información destaca que los avances tecnológicos han transformado las industrias, facilitando procesos más eficientes y brindando oportunidades para el trabajo remoto. Sin embargo, también se han convertido en herramientas de sobrecarga y vigilancia. Esta situación ha dado lugar a la economía de las plataformas digitales y los trabajos temporales, los cuales privan a los trabajadores de seguridad laboral y salarios justos.

Aunque los avances tecnológicos tienen el potencial de mejorar la experiencia laboral, es necesario establecer leyes y regulaciones integrales que protejan a los trabajadores en un mundo digitalizado.

En este contexto, uno de los compromisos asumidos durante la Cumbre del G20 fue garantizar el acceso a una protección social adecuada y sostenible para todos los trabajadores, incluidos los temporales y de plataformas.