La noche del domingo, Israel bombardeó el hospital Mártires de al Aqsa, en Gaza, donde se encontraban refugiados palestinos heridos, entre ellos niños y mujeres.
En videos que circularon desde ese momento en redes sociales quedó registrado el asesinato de niños que fueron quemados vivos luego de que sus tiendas de campaña fueran bombardeadas por aviones de guerra israelíes. A decir del Ministerio de Sanidad gazatí, al menos cuatro personas fallecieron y otras 40 resultaron heridas.
“Hay gente quemándose viva delante de mí. Arden ante mí. Nadie puede hacer nada. Hombres, mujeres, la niña, arden ante mis ojos... Nadie puede hacer nada para sacarlos. Lo intentamos, pero no pudimos. El fuego es demasiado fuerte... Ardieron vivos…”, relató en sus redes el periodista palestino Saleh al-Jafarawi.
La Oficina de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) emitió un comunicado en el que aseguró: “el ejército israelí está aislando completamente el norte de Gaza del resto de la Franja de Gaza y llevando a cabo hostilidades con absoluto desprecio por la vida y la seguridad de los civiles palestinos”.
Éste es el último episodio del genocidio en la Franja de Gaza, pero desde el 7 de octubre pasado los ataques del ejército israelí en esa zona se han intensificado. Decenas de palestinos que se encontraban refugiados en el norte de Gaza han sido asesinados, entre ellos el fotoperiodista Ayman Muhamad Ruaished, quien trabaja para la televisora Al Aqsa. La ONU informó que la intención de los hebreos es aislar el norte de Gaza y atacar a quienes intentan huir hacia el sur.
“La separación del norte de Gaza suscita más preocupaciones, ya que Israel no tiene intención de permitir que los civiles regresen a sus hogares, y los reiterados llamados a todos los palestinos para que abandonen el norte de Gaza suscitan graves preocupaciones por el traslado forzoso en gran escala de la población civil. Disparar contra civiles equivaldría a un crimen de guerra, incluso cuando huyen en respuesta a una orden de evacuación”.
Desde hace un año Israel ha negado la entrada de alimentos, agua y atención médica, entre materiales para otras necesidades básicas, para los civiles de Gaza, lo que ha sido considerado por la ONU como un crimen de guerra. Hasta el momento, suman 42 mil 289 los muertos y 98 mil 684 heridos.